lunes, 30 de mayo de 2011

Los rusos de la Jara





Tras una entrada imprevista cerramos mayo con este texto. Las casi 3000 visitas en estos escasos tres meses de existencia nos confirman la oportunidad de este modesto blog construido desde el marxismo-leninismo andaluz. 
 
Dedicamos esta última entrada del mes a un ejercicio de memoria histórica andaluza. "Los rusos de la Jara" narra la experiencia colectivista de unos obreros andaluces, en concreto del pueblo granadino de Gabia La Grande y su triste desenlace. Una experiencia como tantas otras olvidadas por el silencio impuesto tras la victoria del fascismo. A través de esta historia podemos observar una muestra del obstáculo que han supuesto las clases dominantes y su estado español para el desarrollo de las fuerzas productivas en nuestro país. El mensaje enviado al Pueblo Trabajador Andaluz es claro: aquel que ansíe remover el estado de cosas tendrá que pasar por encima nosotros y nuestras instituciones.


_________________________________________________________________________


UN KOLJOZ EN LA VEGA DE GRANADA

Los rusos de Gabia la Grande o el triunfo colectivista. Milagros de la fe socialista de unos campesinos españoles.

(...) Estamos ya en “La Jara”, en tierras de la colectividad: cuatrocientas seis hectáreas de buena labor y una hermosa casa cortijo. El 31 de agosto de 1933 se fundó la filial de arriendos colectivos de la Sociedad matriz «La Libertad". Había quebrado el cortijero de “La Jara” y se planteaba al dueño un problema. La colectividad hizo su propuesta. Si le daban facilidades se quedaría con el cortijo y todos sus elementos de cultivo y trabajos realizados: 20.000 pesetas en barbecheras, yuntas y aperos. Una fortuna para los descamisados miembros de la colectividad.
Las negociaciones para el contrato duraron quince días. Los caciques estorbaron cuanto pudieron, pero al fin se hizo él traspaso en buenas condiciones: diez años de contrato y 18.500 pesetas de renta anual.

La primer sementera de cebada, trigo y habas se hizo en diciembre de 1933 y enero de 1934. Hubo que sufrir un verdadero calvario para realizarla. Nadie quería fiarles la semilla, y cuando intentaron conseguir un préstamo entre todos los miembros de la Sociedad y sus simpatizantes, sumaron en conjunto un líquido imponible de 1.500 pesetas, inada!. Así, la semilla que obtuvieron tardíamente fue cara y mala. Pero se sembró. “A pan y berza”. Algunos, ni eso. Los caciques, los mismos caciques que lucharon contra el médico, o sus dignos retoños, miraron con malos ojos desde el principio a la colectividad y ellos fueron los que desdeñosamente les pusieron el mote que ahora llevan con orgullo los colectivistas del cortijo de «La Jara». Fuera de la finca, ya no hubo trabajo para los miembros de la colectividad. «Ya tenéis bastante con lo vuestro» -les decían socarronamente los caciques, viendo que allí no cobraban un céntimo--. Y como piadosa medida sacaron de la beneficiencia a cincuenta de ellos “porque ahora ya no sois pobres”.

Esta lucha sórdida rebajó los efectivos de la colectividad de 128 a 80, que aguantaron valientemente. A las burlas de los caciques y de sus propios compañeros descreídos se encogían
de hombros y seguían trabajando. Cuando la escarda -me dice Gil-, la mayoría venía sin capacho y a la hora del almuerzo se perdían por los barrancos para no verse en la vergüenza de decir que no traían comida o en la necesidad de tener que quitar a los demás compañeros algo de sus cuatro escasos mendrugos...

Después de mil súplicas y entrevistas con el propietario, la colectividad logró con su garantía un préstamo de 30.000 pesetas que ¡se invirtieron casi totalmente en el pago de la obligación que se tenía con el mismo propietario! La cosecha fue regular. A fuerza de trámites y gestiones movilizando amistades y aguzando el ingenio, lograron los de la colectividad vender sus productos aun precio remunerador: 100 fanegas de lentejas, a 27 pesetas -los demás agricultores no sacaron más de 25 pesetas- y 14 toneladas de yeros a 30 pesetas el quintal.

Con todo, se pagó a todo el mundo, menos mil pesetas que perdió la colectividad en este su primer ejercicio. El año siguiente sería mejor. La adversidad y las burlas habían fundido en un solo bloque a la colectividad entera. Durante el año se habían preparado magníficamente las barbecheras. El cumplimiento de todas las obligaciones colectivas les abrió el crédito de los comerciantes, ambiciosos de aprovecharse de los negocios que ofrecían unos hombres que pagaban tan bien. En el otoño hubo tres vagones de abono fiados y buena semilla de trigo de regadío recio y seleccionado. La sementera de 1934 a 1935 se hizo normalmente. Yo llegué cuando estaban terminando de recogerla. En una parte de la era corrían cinco pares de mulas, conducidas por otros tantos zagales que las arreaban desde los trillos. Más lejos aventaban el grano doce compañeros.

- ¡Hermoso trigo!
- Sí, señó... Ha engordao asín de la satisfación de haber cresío sin amo.

El cortijo está limpio y ordenado. Es un buen edificio. Los graneros desbordan del trigo recogido, y en otros departamentos se almacenan los garbanzos y las semillas de beza y yeros.

- Si tuviéramos cien ovejas-dice el compañero Gil obsesionado por su idea de ampliar la productividad del cortijo, asociando la agricultura a la ganadería-. Todavía no puede ser, porque no hay dinero para comprar el rebaño, y el que se dispone hay que gastarlo para atender necesidades más urgentes: los jornales, las yuntas.


- ¿Por qué no se lo vendes a los «rusos de La Jara»? Allí están hasiendo colesión par museo.
- Anda, te lo pagarán bien.

Y los «rusos» se enteraron un día de que en Motril vendían unas mulas que eran algo serio. Y allí se fueron, viniéndose con ellas para pasearlas por las narices de los chunguistas.

- ¡Y como prosperan estos mardinos!
- Y lo que farta..., vamo. ¡Como que vas a tené que vení toos a comprá mulas en er criadero que vamos a poné mu pronto!
- Le vamo a llamá “Er Pasmo”.

Así se cobraron los “rusos” las cuchufletas de los paisanos.(...) Cada día que se trabaja se da un vale para que los comerciantes, seguros de la solvencia de la colectividad, canjeen como si fuera dinero. Además hay unos vales especiales de pan. Se entregan hasta para tres kilos por jornada de trabajo y los panaderos disfrutan por despachar esos vales. Los fines de mes cada tahona presenta a la colectividad la factura, que suele pagarse en trigo. Es así como en poco más de un año ha mejorado la colectividad el nivel de vida de sus miembros (...).
He descansado un momento en el cuarto donde come el personal y se hacen las cuentas y linotaciones y se disponen los trabajos. Un retrato de Largo Caballero, recorte de un periódico obrero, vigila todo aquello con sus ojos azules, acerados y.perspicaces... Es una garantía de honradez y un signo de que todo marcha debidamente.

Tomado de Ricardo Zabalza, El Obrero de la Tierra, 1º de mayo de 1936.


Según Manuel Izquierda la última reunión de los socios del Cortijo de la Jara tuvo lugar el día 20 de Junio de 1936. Quién les iba decir a los “rusos de la Jara” que un mes después, el alzamiento militar iba a surgir para truncar todas estas ilusiones y acabar con esta colectividad única y con todo el trabajo y el sacrificio derrochado.

Les quitaron todo: La cosecha que guardaban en el almacén, los carros, las mulas, los aperos agrícolas, y lo más importante: la vida de muchos de sus socios. En agosto de 1936, el administrador y Presidente de la Jara Manuel Gil Sánchez “Manogil”, fue fusilado, al igual que su hijo de 19 años Antonio Gil Delgado; el Secretario de la Jara Salvador Alcoba Pertíñez “Alcobita” y los socios Salvador Jerónimo Polo “Ramoncillo”, Manuel Sánchez Beltrán “El Mangas”, Antonio Sánchez Beltrán “Chotica”, Félix Izquierdo Torres “El Liche”, Pablo Beltrán Reina “Paulino”, José García Capilla “Carlista”, Manuel Canalejo Muñoz “Pajarillo”, Pablo Martín García “Paulos” y José Polo Martínez “Jureles”.

Todos los que quedaron en el Cortijo tuvieron que huir a la zona roja para escapar de una muerte anunciada. Marcharon camino de los pueblos de la comarca del Temple granadino y allí hubo algunos socios como Cipriano Maraver Fernández “Maragulla” y Sebastián Jiménez Rodríguez “Pancasero”, que encontraron la muerte en el campo de batalla y otros muchos, que, al acabar la guerra y volver a su pueblo, fueron represaliados de una u otra manera, como en el caso de los socios José María Delgado Polo “Tomillico”, Sebastián Beltrán Castilla “Ramales”; José Pérez Jiménez “Risicas”; Tomás García Luján “El de la Sillera”; Francisco Bertos Luján “Follón”; Francisco Sánchez Sánchez “Lagarto”; Gabriel Bertos Luján “El Mitra”; Diosdado Martín Ruiz “El Colorao”; Antonio Polo Ariza “Nocheperdía”; Miguel Izquierdo Rodríguez “El sevillano”; Francisco Franco Mesa “Sollana”; Manuel Rodríguez Muñoz “El mánguez”; Antonio Izquierdo Rodríguez “Clemente”; Antonio Sánchez Franco “El Culón”; Fabián Mesa García “Talones”; José Franco Rodríguez “Tomisa”; José Rodríguez Solera “Cartujo”; José Velasco Ariza “Marara” y Manuel Alcoba López “Colorín”, que fueron sometidos a Consejos de Guerra y Expedientes para la Intervención de sus Bienes, siendo condenados en unos casos a varios años de prisión, a trabajar en campos de concentración o a la confiscación de sus bienes.

sábado, 21 de mayo de 2011

Contra las elecciones y otros opios para el pueblo andaluz



Interrumpimos nuestro programa de publicaciones para reproducir un texto del camarada Francisco Campos López, titulado "Contra las elecciones y otros opios para el pueblo andaluz". Debido a la coincidiencia con las elecciones burguesas que se celebrarán mañana 22 de mayo, encontramos de actualidad y trascendencia este texto que analiza desde una óptica andaluza, de clase y anticolonialista la celebración de las elecciones en nuestro país y la diálectica en la que se tiene que desenvolver y profundizar el marxismo-leninismo andaluz. No sólo se puede circunscribir el mensaje a la realidad andaluza, sino también a la de otros países con características específicas pero igualmente subyugados por el dominio colonial.

En este sentido, en los últimos días las diversas organizaciones políticas y juveniles de la izquierda independentista andaluza que han publicado sus posicionamientos ante la cita electoral, hemos podido comprobar cómo las posiciones van madurando en la misma dirección y se consolidan respecto a su profundidad en el análisis de clase, andaluz y antiimperialista.

______________________________________________________________

Contra las elecciones y otros opios para el pueblo andaluz

Si hay una sentencia conocida de Marx es aquella en la que catalogó a la religión como “opio del pueblo”. Cuando así lo hizo, su pretensión no era realizar una definición filosófica. Evidentemente, desde su concepción materialista de la historia y la propia existencia, no podía aceptar o tan siquiera concebir ningún tipo de trascendencia o poder superior al propio ser humano, pero su apreciación sobre el hecho religioso tenía, ante todo, en el contexto donde dicha frase fue incluida, connotaciones prácticas. El párrafo completo afirma que: La religión es la queja de la criatura en pena, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas embrutecido. Es el opio del pueblo”. (1). 

Anteriormente decía que: “Estado y sociedad, producen la religión como conciencia tergiversada del mundo”. Y, más adelante, añadirá: “La crítica de la religión desengaña al hombre, para que piense, actúe, de forma a su realidad (en conformidad con ella), como un hombre desengañado (no engañado)”. Lo trascendente para él, políticamente hablando, es su utilización por el Sistema, “Estado y sociedad”, como herramienta para obtener una “conciencia tergiversada del mundo”, “de un estado de cosas embrutecido”, el capitalismo, por parte del pueblo, “la criatura en pena”. El objetivo marxista es “desengañar”, despertarlo. Que “piense” y “actúe” en consonancia con la realidad no a una ensoñación. De ahí la denominación de “opio”. Los opiáceos se caracterizan por producir un estado de pasividad y ensoñación. Y esos son los síntomas a combatir. El estado mental inoculado a la población, facilitador de su explotación (pasividad) y la inconsciencia de ello (ensoñación). Por eso concluye subrayando que: “La crítica del cielo se transforma así en crítica de la tierra, la crítica de la religión en crítica del Derecho, la crítica de la teología en crítica de la política”. No es, por tanto, la religión en sí misma lo que preocupaba a Marx, desde un punto de vista político, sino los efectos de su uso sobre la población. Y la lucha, para él, será no tanto contra la espiritualidad per se, sino contra ella como elemento utilizado a modo de droga social. Consecuentemente, “opio del pueblo” será, igualmente, todo aquello que arrastre al pueblo al estatismo y a una percepción alterada de la realidad: La alienación. Por eso propugna su superación como “felicidad ilusoria del pueblo”. 

La Iglesia hace tiempo que perdió su carácter de moldeador social. Lo cual no quiere decir que el Sistema no use hoy anestesias colectivas, “felicidades ilusorias”, sólo que ahora utiliza otras. Si ya no es la religión el “opio” consumido, sí hay otros ideados con ese mismo fin. Se han modificado las formas, pero los fondos, las intencionalidades, permanecen inalterados. Unos pocos sólo pueden controlar a muchos mediante el temor, la ensoñación y el consiguiente consentimiento. Y desde los primeros imperios esclavistas hasta la actualidad, hasta esta “última fase” del esclavismo que es el capitalismo, la “sociedad de la esclavitud asalariada” (2), como la denominaba Lenin, los explotadores siempre se han valido de esa combinación de miedo y sugestión para obtener el dominio sobre los oprimidos. Ese es el fin último de nuestra “Civilización”, nuestra “cultura” y del “Estado de Derecho”. “Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa”. (3). “La burguesía despojó de su halo de santidad a todo lo que antes se tenía por venerable y digno de piadoso acontecimiento. Convirtió en sus servidores asalariados al médico, al jurista, al poeta, al sacerdote, al hombre de ciencia”. (3). La sociedad en su conjunto; beneficencia, justicia, cultura, fe, conocimiento, etc., sólo es un entramado mezcla de coerción y de distracción, larazón general que la consuela y justifica” (1), al servicio del capital, creados con el exclusivo propósito de facilitar el latrocinio. Y el Estado, el  “poder público”, su garante, el “consejo de administración”.

Es desde este punto de vista desde el que hay que analizar lo que representan las elecciones en una democracia burguesa. Como otro engranaje más de la maquinaria, mitad impositiva y mitad embaucadora, construida por el Sistema para asegurar sus intereses de clase y que, sarcásticamente, denomina: “democracia representativa”. “...Engels, con la mayor precisión, llama al sufragio universal arma de dominación de la burguesía. El sufragio universal, dice Engels, sacando evidentemente las enseñanzas de la larga experiencia de la socialdemocracia alemana, es: el índice que sirve para medir la madurez de la clase obrera. No puede ser más ni será nunca más, en el Estado actual (en las democracias burguesas)” (4). “Los demócratas pequeño-burgueses, por el estilo de nuestros social-revolucionarios (populistas radicales agrarios) y mencheviques (socialdemocracia reformista rusa), y sus hermanos carnales, todos los social-chovinistas (pseudo-izquierda al servicio del patrioterismo burgués) y oportunistas de la Europa occidental, comparten ellos mismos e inculcan al pueblo la falsa idea de que el sufragio universal es, en el Estado actual (en las democracias capitalistas), un medio capaz de expresar realmente la voluntad de la mayoría de los trabajadores y de garantizar su efectividad práctica (el logro de sus objetivos). Aquí no podemos más que señalar esta idea mentirosa”. (5). “Decidir una vez cada cierto número de años que miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo en el parlamento: he aquí la verdadera esencia del parlamentarismo burgués, no sólo en las monarquías constitucionales parlamentarias, sino también en las repúblicas más democráticas”. (5). 

El leninismo fue una reacción, un enderezador golpe de timón, ante la degradación del marxismo en los años anteriores a la I Guerra Mundial. Pero la corrupción del ideario revolucionario se había iniciado antes, tras la muerte de Marx, y Engels se afanó en señalarlo y combatirlo. Tras su desaparición, Lenin tomó el relevo de encabezar la lucha por devolverle su sentido original. Y la degeneración de la socialdemocracia decimonónica se asentaba, precisamente, sobre una errónea conceptuación y valoración de los procesos electorales, de su visión del Estado Burgués, de sus organismos e instituciones, y del papel a desempeñar en su seno por parte de los representantes políticos de las clases populares. Volviendo a las citas anteriores, éstas descalifican por completo dichos procesos electorales en regímenes como el nuestro. Niegan que sean “un medio capaz de expresar la voluntad de la mayoría de los trabajadores y de garantizar su efectividad práctica”, y consideran que sólo son un “arma de dominación de la burguesía” en los que se decide, en exclusividad, “que miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo en el parlamento”. Sólo les otorga un relativo valor como “índice que sirve para medir la madurez de la clase obrera” (grado de concienciación). Y se afirma, de forma categórica, que “no puede ser más ni será nunca más (que eso) en el Estado actual”. En esta fiebre electoralista, que últimamente todo lo inunda, arrastra y condiciona, en la izquierda nacionalista y trasformadora andaluza, los viejos revolucionarios nos devuelven a la verdad de los basamentos ideológicos, ahora velados por la superficialidad e inconsistencia teórica de unos y las indisimuladas ambiciones personales de otros. 

El marxismo nunca intentó “mejorar” esta sociedad, nunca creyó en tal posibilidad, sólo buscó su erradicación. Nunca vio en las elecciones más que un medio de preparación y propagación de la subversión. Y nunca participó en las distintas instituciones del Estado burgués más que para utilizarlas y desestabilizarlas. Ni Marx ni Lenin pretendían alcanzar el poder, sino acabar con el Poder. No aspiraban a ganar elecciones, sino insurrecciones. Y ello era así, por la convicción de ambos del papel exclusivamente controlador y represor representado por el Estado y sus instituciones en la sociedad capitalista. Y como no es ni puede ser otra cosa, una estructura facilitadora del expolio “legal” sobre la población, es absurdo plantearse, a través de él, no ya metas sociales, sino tan siquiera avances sustanciales para la clase trabajadora. Para Marx y Lenin el aspecto controlador y represor del Estado burgués constituye su propia esencia y su única razón de ser. “Según Marx, el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases. En opinión de los políticos pequeño-burgueses, el orden es precisamente la conciliación de las clases y no la opresión de una clase por otra. Amortiguar los choques significa para ellos conciliar y no privar a las clases oprimidas de ciertos medios y procedimientos de lucha para el derrocamiento de los opresores”. (5). 

El error reformista y la traición socialdemócrata, consiste precisamente, en ver y hacer ver al pueblo el Estado burgués como algo aséptico, por encima de los intereses de la clase dominante, y a sus instituciones como útiles herramientas de transformación social. “Es lógico que un liberal hable de democracia en términos genéricos, un marxista jamás olvidará preguntar ¿para qué clase?” (6). “Cretino parlamentario, que no ve nada más allá del parlamento burgués, que no advierte nada más que los partidos gobernantes”. (6). Así definía Lenin al socialdemócrata Kautsky por su defensa de la democracia formal y del parlamentarismo como método de alcanzar sus objetivos por el pueblo. Él, en cambio, consideraba a la democracia liberal como “dictadura de la burguesía” sobre el pueblo: “...monarquía y república son formas de gobierno distintas... estas dos formas de gobierno, como todas las formas de gobierno de transición bajo el capitalismo, no son sino variedades del Estado burgués, es decir, de la dictadura de la burguesía” (6). 

Durante otra forma de dictadura burguesa más obvia, el totalitario régimen franquista, la oposición de izquierdas se dividía, estratégicamente hablando, entre los que pretendían mantener tácticas de confrontación pura y dura con respecto a aquel Estado, y los que defendían la eficacia de ciertas políticas “entristas” en sus instituciones. Los segundos, participaban en algunos procesos electorales, como los sindicales, como un medio de utilizar los engranajes del sistema contra sí mismo. Pero sólo aspiraban a socavar los cimientos del Poder desde dentro y aprovechar las rendijas de aquella “legalidad” para concienciar y “revolucionar” a la población. Ambas tendencias diferían con respecto a los medios, pero no en el fin. A ninguno de los partidarios de aquel “entrismo”, por ejemplo, se le hubiese ocurrido “ayudar a la gobernabilidad” sobre el pueblo, desde sus puestos de representación, puesto que su objetivo era levantar al pueblo contra el gobierno. Contra cualquier gobierno. No pretendían consolidar al régimen, sino acabar con la Dictadura. 

En el caso especifico andaluz, al electoralismo y al parlamentarismo hay que analizarlo desde una doble perspectiva. No sólo desde la social sino también desde la nacional. “En el afán de practicismo, Rosa Luxemburgo (marxista polaca antinacionalista) ha perdido de vista la tarea práctica principal tanto del proletariado ruso como del proletariado de toda otra nacionalidad: la tarea de la agitación y propaganda cotidianas contra toda clase de privilegios nacional-estatales, por el derecho, derecho igual de todas las naciones a su estado nacional, porque sólo así defendemos los intereses de la democracia y la unión basada en la igualdad de derechos de todos los proletarios y de todas las naciones”. (7). Para un revolucionario andaluz, aquel que pretende enfrentarse contra la doble opresión que padece nuestro pueblo, el Estado Español no sólo es el instrumento de una dictadura burguesa, sino, igualmente, de la españolista administración colonial de ocupación. ¿Hay otra forma de denominar a la estructura política impuesta por el conquistador de nuestro País? Y si es irracional creer en la posibilidad de que los oprimidos puedan lograr su emancipación utilizando los instrumentos ideados para su embaucamiento y esclavización aún lo es más considerar que los conquistados puedan arrancarse el yugo de la ocupación mediante los que le han sido impuestos por el colonizador para optimizar el expolio de nuestra tierra e imposibilitar la concienciación y el levantamiento de nuestro pueblo. En el Estado, los ayuntamientos o las “autonomías”, como instrumentos de liberación.

No me extenderé sobre lo ya expresado en anteriores artículos, pero cabría recordar sucintamente, que un nacionalista andaluz será aquel que luche por la libertad de su pueblo, por la recuperación de su soberanía nacional, de su capacidad colectiva, autónoma y absoluta de acción y elección sobre sí mismo, su territorio, su trabajo y sus recursos. De su independencia. “¿Y puede haber, para una nacionalidad como tal, mayor libertad que la libertad de separación, la libertad de formar un Estado nacional independiente?”. (7). Cabría, igualmente, recordar que quien le arrebata, le impide y le niega el ejercicio de su soberanía es España. Luego, para una izquierda nacionalista, el Estado español es sinónimo no sólo de explotación social, sino de opresión nacional. Y el Estado Español no es algo abstracto, ni hace sólo referencia a “la Corona” y su Gobierno, sino a toda la “Administración del Estado”, al conjunto de sus instituciones. Tan Estado es un ministerio como un parlamento. Tan Administración del Estado es un tribunal como un ayuntamiento. Pero, también, tan Estado Español es el “Gobierno Central” como la Junta de Andalucía. Tan Parlamento Español es el de “Madrid” como el de “Sevilla”. Todos forman el Estado. Por más que se “descentralice” no deja de ser uno y mismo. Y todas sus instituciones, desde una perspectiva nacionalista de clase, sólo son engranajes de opresión nacional y social. Andalucía no tiene ni puede tener parlamento ni gobierno “autonómicos”. Autónomo es sinónimo de independiente. Sin soberanía previa, no puede haber “poder andaluz” ni “autogobierno”. No se puede tener, mientras no se es. La soberanía nacional, es el “ser” político y jurídico de un pueblo. Por otro lado, idéntico razonamiento cabría hacer a nivel local. Un Ayuntamiento no es más que el gestor del Estado en lo municipal.

Como se deduce de la lectura de Marx; dado que “opio del pueblo” es un término extensible a todo aquello instrumentalizado por el Sistema, “Estado y sociedad”, como herramienta para obtener una “conciencia tergiversada del mundo”, alienada; toda idea que sostenga la utilidad de las instituciones españolistas-capitalistas, estatales, locales o “autonómicas”, para el logro de sus objetivos por el pueblo andaluz, desempeñan el mismo papel representado por la religión, por esa espiritualidad instrumentalizada por la clase dominante, otro “opio del pueblo”. Subterfugio destinado a mantener al pueblo pasivo y en estado de ensoñación. Y sus difusores,  son los sacerdotes de la religión de la “democracia representativa”, no son sino “camellos” del “opio” y propagadores de la drogadicción social. Si el Estado Español es una “dictadura burguesa” sobre el pueblo y una administración colonial de ocupación sobre Andalucía, la izquierda andaluza podrá divergir, como durante el fascismo, en mantener, con respecto a él y en sus instituciones, tácticas de confrontación externa o “entristas”, incluso optar por complementarlas, pero la estrategia no puede ser otra que la de “acoso y derribo”, puesto que la meta no es gobernar al pueblo sino hacer gobernar al pueblo. Ninguna “democracia participativa” se alcanza mediante las “dictaduras burguesas” sino contra las “dictaduras burguesas”. Ningún pueblo se libera participando en el gobierno colonial, sino acabando con el gobierno colonial. En el contexto nacionalista, “la burguesía coloca siempre en primer lugar sus reivindicaciones nacionales (propias) y las plantea de un modo incondicional. Los proletarios (los revolucionarios) las subordinan a los intereses de la lucha de clases (las sitúan en relación causal con las sociales)”. “Lo que más interesa a la burguesía es que una reivindicación determinada sea ““realizable””, de aquí la eterna política de transacciones con la burguesía de otras naciones en detrimento del proletariado”. (7). 

Estando en la cárcel mexicana en la que mantuvo una huelga de hambre de 57 días, el Che Guevara escribió a su madre: “Lo que realmente me aterra es tu falta de comprensión de todo esto y tus consejos sobre la moderación, el egoísmo, etc., es decir, las cualidades más execrables que pueda tener un individuo. No sólo no soy moderado sino que trataré de no serlo nunca, y cuando reconozca en mí que la llama sagrada ha dejado lugar a una tímida lucecita votiva, lo menos que pudiera hacer es ponerme a vomitar sobre mi propia mierda”. (8). Lógicamente, en el contexto en que fueron escritas, “moderado” es sinónimo de claudicación y “egoísmo” de individualismo. Esta intencionadamente distorsionadora sociedad orweliana ha deformado los conceptos hasta hacerlos irreconocibles, corrompiendo los significados hasta transformarlos en su contrario. Así, por ejemplo, ha trasmutado algo tan noble como el ser íntegro en la adjetivación “integrista”, el ir a la raíz de las causas en ser un “radical”, no apartarse de los fundamentos en ser un “fundamentalista”, mantener los principios sin adulterarlos, puros, con ser un “purista”, etc. Y es que lo que el Sistema y sus siervos pretenden inculcarnos no es que no estemos en su contra, tan siquiera les importa que lo proclamemos, sino que no actuemos, que no nos opongamos. Eso es lo que se nos vende como “racionalidad” y “adaptación a las circunstancias”; que teoricemos, que añoremos otras sociedades, pero que nuestra praxis no sea un obstáculo en el mantenimiento y consolidación de ésta. Contra eso se revela el Che. 

No soy partidario de citas, suelo rehuir incluirlas, pero esta vez las consideraba ineludibles. Diríase escritas para denunciar el confusionismo en que pretende mantener y perpetuar al pueblo trabajador andaluz, y particularmente al soberanismo revolucionario, la mentalidad reformista-regionalista, desgraciadamente preponderante hoy en la izquierda nacionalista andaluza. Comprendo que se “rasguen las vestiduras” los que, tras velos de “madurez” y “realismo”, ocultan su entreguismo. Y es que: “el oportunismo en política es tanto más peligroso cuanto más disfrazado aparece y cuanto mayor es la reputación personal que lo cubre” (9) Ésa es su responsabilidad histórica. La traición, de la que tendrán que responder y responderán ante nuestro pueblo. Y los hechos son independientes con respecto a las intencionalidades. Aplicando el axioma jurídico, al igual que “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”, la ignorancia de las raíces intrínsecamente antipopulares y antianluzas del estado, sus distintas administraciones y los  “procesos electorales”, no eximen de la responsabilidad del de haberlos defendido y de las consecuencias derivadas de ello.
Pero la historia es una carrera de una única dirección, siempre va hacia adelante, más o menos acelerada, con más o menos recovecos, al extremo de parecer que se paraliza o retrocede, pero siempre avanzando. Por ello, la opresión españolista, que representa la esclavitud nacional y social para Andalucía y sus clases populares, ésa España que es el nombre de la superestructura administrativa imperialista de la explotación capitalista en nuestra tierra, parece hoy más fuerte que nunca, pero en su “éxito” está implícito su fracaso. El futuro nos pertenece. Antes o después volveremos a ser lo que fuimos, hombres libres. “El capitalismo ha vencido en el mundo entero, pero esta victoria no es más que el preludio del triunfo del Trabajo sobre el Capital”. (2)

Francisco Campos López


Notas:

(1). Marx; “Crítica de la filosofía del Derecho de Hegel”.                                            
(2). Lenin; “Las tres fuentes y las tres partes integrantes del marxismo”.                                                                        
(3). Marx y Engels; “Manifiesto comunista”.
(4). Engels; “Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”.
(5). Lenin; “El Estado y la Revolución”.
(6). Lenin; “La Dictadura Proletaria y el renegado Kautsky”.
(7). Lenin; “Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación”.
(8). “Che Guevara, pensamiento y política de la utopía”; de R. Massari.
(9). Trotski; “La revolución permanente”.

miércoles, 18 de mayo de 2011

El municipalismo soberanista, base del poder popular y la liberación andaluza



Todas y todos sabemos que el próximo 22 de mayo habrá elecciones municipales en Andalucía. Unas elecciones enmarcadas en décadas de monarquía parlamentaria, siglos de hegemonía ideológica del imperialismo y de una, más larga aún, dominación colonial. 
 
A día de hoy el resultado es la consideración del fenómeno electoral burgués por parte de la izquierda andaluza unas veces como la auténtica "fiesta de la democracia" (una de las pocas que quedarían ante el visible retroceso de los escasos derechos conquistados) y otras como la oportunidad de "pregonar las bondades" de un programa electoral casi siempre de mínimos y con pocas posibilidades de ser plasmado en la práctica. A las victorias políticas sucesivas de las clases dominantes se le ha sumado la victoria (por el momento) en la lucha ideológica.


En este estado de cosas consideramos de interés para el rearme ideológico de los sectores más conscientes del Pueblo Trabajador Andaluz el documento publicado en febrero de este año por Nación Andaluza, organización de la izquierda independentista andaluza titulado "El municipalismo soberanista, base del poder popular y la liberación andaluza". Su principal virtud radica en situar el análisis de la acción revolucionaria en lo local más allá del marco electoral, facilitando la comprensión del carácter de este tipo de convocatorias a las urnas del estado español. Uno de los análisis de la izquierda andaluza más elaborados al respecto que hayamos leído. 

 
Además queremos también hacernos eco del foro inaugurado por unos camaradas: "Comunistas Andaluces. El foro de los comunistas del Movimiento de Liberación nacional Andaluz", al que le deseamos una larga y fructífera trayectoria en la Red.


"El municipalismo soberanista, base del poder popular y la liberación andaluza"
 http://www.nacionandaluza.info/documentos%20de%20na/Conferencia%20municipalista.pdf

lunes, 2 de mayo de 2011

Círculo de Estudios "Javier Verdejo"






La redacción de este blog "Por el Pueblo Trabajador Andaluz" queremos traer a colación un interesante episodio olvidado, que forma parte de la historia del marxismo-leninismo andaluz. Se trata del Círculo de Estudios Javier Verdejo, del que reproducimos su acta fundacional. 
 
Este círculo de estudios marxista funcionó en Granada fruto de la inquietud de algunos militantes de Nación Andaluza y Jaleo!!!, junto con otros compañeros no organizados, en profundizar en los aporte teórico-prácticos del marxismo-leninismo. A pesar de su corta existencia (se disolvió en 2003), es de interés recuperar en la memoria colectiva un eslabón olvidado (quizás porque entonces no había los medios digitales que existen hoy) del marxismo-leninismo andaluz y antiimperialista. Nuestro agradecimiento para el camarada que nos ha facilitado este documento y la información sobre este episodio.


______________________________________________________________


 Acta fundacional del Círculo de Estudios Javier Verdejo

La madrugada  del día 13 de Agosto  de 1976  el joven Javier Verdejo Lucas, almeriense de 19 años junto a tres compañeros más es sorprendido en  el barrio almeriense de El Zapillo por la guardia civil  cuando efectúan  una pintada. Aquella noche a Francisco Javier le da tiempo de poner “Pan t...” seguramente  iría a completar  la frase: Pan Trabajo, Libertad  cuando cae de un disparo. A sus compañeros les da tiempo a huir. Una bala le alcanza de frente, en la garganta. Así quedan sesgados  19 años de vida. Javier Verdejo era un chico trabajador, serio, sencillo, así lo describen quienes lo conocieron. Era miembro de la Joven Guardia Roja  y delegado del primer curso de Ciencias Biológicas de la Universidad de Granada. Era un muchacho consecuente con sus ideas. Por tanto  poco se muere  en esta Andalucía  que ni  se puede  pedir  un poco del mucho pan que falta.


Para recuperar nuestra memoria  como pueblo y rendir homenaje  a la figura y el ejemplo de jóvenes como Javier Verdejo hemos denominado nuestro círculo de estudios con su nombre. El círculo de estudios Javier Verdejo se constituye en Granada con objeto de  profundizar en el conocimiento del marxismo como teoría y ciencia e impulsar así la lucha contra todas formas de opresión de las clases trabajadoras y por la liberación nacional y social de Andalucía.

El círculo de estudios Javier Verdejo es un organismo independiente a cualquier organización pero que apuesta por la comunicación entre el círculo y otros colectivos. Está abierto a todas las personas que quieran aportar y participar a través del estudio y la organización.

Se aprecia un desconocimiento y unos tópicos muy extendidos entre la gente en torno al  marxismo. Hay dispersión de conceptos, muchas tendencias eclécticas  y poca claridad. Tenemos que  aprender de los fallos de otros procesos de liberación nacional que en general no dan importancia a la cuestión social subrayando por encima de esta la liberación nacional. Hay que luchar por ambas liberaciones con la misma fuerza, no se pueden desligar. Apuntar a la importancia de la línea ideológica en torno al socialismo  y a la posibilidad de unir al pueblo en torno a este. Vemos como en la Historia la  ideología del marxismo ha servido para transformar, liberar y realizar cambios pese a  sus fallos que también estudiaremos. Cuando  leemos un texto marxista apreciamos objetividad porque se basa en la realidad  de nuestra clase. El marxismo nos dará poder para analizar y sintetizar nuestra realidad e incluso para hacer previsiones futuras .

Hay que llegar al marxismo desde los problemas de Andalucía  y usar las conclusiones teóricas que salgan de su estudio, a la experiencia práctica cotidiana. Nunca desvincular la teoría y la práctica, son parte de una misma unidad.

Hoy en día la izquierda nacionalista andaluza carece de un debate real sobre el socialismo    . Con el círculo de estudios nos proponemos a largo plazo incidir en el movimiento de liberación nacional andaluz con nuestras propias aportaciones en el plano de la ideología del marxismo. 

Granada domingo 16 de Febrero del 2003.