miércoles, 22 de junio de 2011

Contra la tendencia antiorganización en la izquierda independentista andaluza


La consideración que se tenga sobre el papel del partido y las organizaciones del proletariado andaluz es una piedra angular a partir de la que podremos construir revolución. El artículo que incluimos, publicado en formato papel en la revista Independencia (septiembre 2010), incide en la importancia de no perder esta perspectiva en la lucha cotidiana. Si en su momento tenía vigencia por las derivas reformistas o aventureras que existen en la organizaciones y en la izquierda andaluza antiimperialista en general, en la actualidad el texto cobra plena vigencia. El trabajo "Contra la tendencia antiorganización en la izquierda indepedentista" del camarada Yuder insiste en las concepciones leninistas de organización. En el valor de no dejarse llevar y mantener bien claro el orden de prioridades en la lucha. Nada más indicado en la coyuntura actual, en los que se vuelven a reeditar fórmulas del tipo "foro social", "semanas de lucha social" o "acampada 0,7", y se multiplican las citas electorales.
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CONTRA LA TENDENCIA ANTIORGANIZACIÓN EN LA IZQUIERDA INDEPENDENTISTA ANDALUZA

por Yuder

...El sin partidismo en la sociedad burguesa no es sino una expresión hipócrita, encubierta y pasiva de pertenencia al partido de los que están ahitos, al partido de los que dominan, al partido de los explotadores(... ...)
Pero esta indiferencia no equivale a la neutralidad, a la abstención de la lucha, pues en la lucha de clases no puede haber neutrales, en la sociedad capitalista no es posible “abstenerse” de participar en el cambio de productos o de fuerza de trabajo...[1]


Después de casi 20 años de existencia de expresiones organizadas de la izquierda independentista y revolucionaria en Andalucía, l@s independentistas andaluces/zas continuamos arrastrando ciertos lastres fruto de concepciones políticas ya superadas, que en la actualidad entorpecen la maduración de nuestro proyecto de liberación andaluza. No podemos permitirnos por más tiempo seguir reproduciendo errores que ralentizan el desarrollo de nuestro proyecto liberador. Errores que dan más tiempo para reaccionar al estado imperialista español. Es el momento, como decía un compañero, de la “paciencia impaciente”, de pensar y actuar para transformar nuestros pueblos y barrios desde el presente. Sin prisa pero sin pausa, la construcción de una Andalucía libre y socialista no puede esperar por más tiempo.

En estos 20 años la izquierda independentista andaluza ha experimentado avances importantes. Disponemos de expresiones organizadas en lo político y en lo juvenil, y nuestra presencia va en aumento de forma patente en lo sindical, en lo cultural y en otras formas de asociacionismo andaluzas. Este crecimiento tiene aspectos eminentemente positivos evidentes, pero conlleva también la pervivencia de una serie de concepciones negativas que hasta este momento no hemos sabido combatir con suficiente energía.

Actualmente, se hace palpable una tendencia antiorganización, antipartido, en el seno de nuestro movimiento. Tendencia que existe tanto dentro de nuestras organizaciones como entre simpatizantes. Las inclinaciones antiorganización se expresan de diferente forma, aunque sus síntomas se repiten de manera constante. En lo esencial, l@s antiorganización  pretenden convertir a l@s militantes independentistas en militantes “sociales”, y a la izquierda independentista en un colectivo social tipo ONG. Su visión de la base social independentista andaluza es la de una masa amorfa, volátil y sin referentes políticos claros. Según esta tendencia las organizaciones independentistas pueden valer igual para un roto que para un descosido, y en ellas debe reinar la cortedad de miras, la ausencia de estrategias y tácticas definidas y la inexistencia de una línea política propia más allá de la coyuntura y las apetencias espontáneas de sus militantes. Pretende negar la importancia de construir una organización de izquierda independentista que sea reconocida como vanguardia política por los sectores más avanzados del Pueblo Trabajador Andaluz. Reduce lo político a lo única y exclusivamente electoral, cayendo en un electoralismo estéril, en una búsqueda imposible de réditos a corto plazo, que coarta la capacidad de acción política.

La desorientación política, debido a la juventud de algun@s militantes independentistas, y el relajamiento en la formación y el debate en las organizaciones han sido los causantes de la aparición de estas posiciones erróneas.

Los antiorganización no aspiran a la Revolución Andaluza. No se plantean el problema de la conquista del poder como una posibilidad real. No aspiran a la victoria porque consciente o inconscientemente ya han dado la batalla por perdida. Renunciando a la necesidad de poseer una organización política cada vez más capacitada para tal reto, renuncian a que el Pueblo Trabajador Andaluz asuma las riendas del poder político y creé una República Socialista Andaluza.

Esta tendencia viene a proponer en vez del aumento necesario del grado de organización, la desorganización de nuestras fuerzas. En vez del debate político en torno a una estrategia y tácticas cada vez más ajustadas a las necesidades reales del Pueblo Trabajador Andaluz, la vaguedad en las formulaciones políticas de la izquierda independentista andaluza. En vez de una propuesta política antiimperialista y revolucionaria andaluza, la disolución de nuestro proyecto en función de las necesidades de otros movimientos y organizaciones.

Los antiorganización argumentan frecuentemente que su actitud es debida a que “pretenden romper el aislamiento social” en que se haya la Andalucía rebelde. Aquellos que apostamos por una izquierda independentista andaluza cada vez más y mejor organizada, más influyente en la realidad andaluza, somos acusados por ell@s de sectarios, aislacionistas, iluminados... Sin embargo, este aislamiento es extensible a toda la izquierda extraparlamentaria que hace trabajo político en nuestro país. Desde luego que los antiorganización se sentirán acompañados asistiendo a esas reuniones unitarias que les son tan queridas, junto a otros que como ell@s también se sientan aislados socialmente. Pero olvidan dos elementos para entender ese aislamiento que tanto les molesta, y sin los que les será imposible quebrarlo por muchas reuniones unitarias a las que asistan:

- Si tenemos en cuenta la máxima marxista de que las ideas dominantes en una formación social dada son las  ideas de la clase dominante, ese aislamiento es lógico y coherente con nuestra realidad. Todas las organizaciones revolucionarias, incluso las mejor organizadas, han sentido ese aislamiento hasta alcanzar al menos coyunturas prerrevolucionarias.  En una Andalucía dependiente y española como la actual, lo extraño es que no sufriéramos esa separación del grueso del Pueblo Trabajador Andaluz. En caso contrario, sería síntoma de que nuestras propuestas no representan un proyecto político antagónico con el sistema dominante actual.

- El modo de conectar con el Pueblo Trabajador no es diluir el proyecto revolucionario andaluz en un maremagnum de redes, “plataformas unitarias” o electorales, todas ellas salvavidas de náufragos políticos donde abundan los escarmentados del reformismo españolista del PCE en diferentes momentos y con diferentes siglas, sino fortalecer la izquierda independentista andaluza construyendo y fortaleciendo sus organizaciones. Tanto la organización política como lo juvenil, lo sindical, lo cultural, lo feminista, lo antifascista... Son los instrumentos para quebrar ese aislamiento en el día a día, organizados en un todo coordinado de las diferentes luchas y frentes.

La teoría de la “neutralidad”, de la “independencia” de los colectivos es también otro argumento usual que esgrimen los antiorganización. Sin embargo, esta concepción organizativa por un parte viene precisamente a ahondar en ese aislamiento de l@s independentistas andaluces/zas, sustituyendo el intercambio de información, la discusión y la acción coordinada por un “sálvese quién pueda”. Sustituyendo la construcción colectiva y coordinada de una línea política, de una estrategia y de una táctica, por una acción política fragmentada y corta de miras. Y por otra fomenta un individualismo estéril, rayano en posiciones intelectualistas, que ya ha sido definidas desde hace más de un siglo por los revolucionarios: ...para el individualismo propio de intelectuales que se manifestó ya,(... ...) descubriendo su inclinación hacia los razonamientos oportunistas y anarquistas, toda organización y toda disciplina proletarias son un régimen de servidumbre...[2]

Pero junto a los errores de nuestro movimiento, que comentábamos más arriba, no somos ignorantes de los intereses de nuestros enemigos. La incipiente izquierda independentista andaluza ha demostrado que no es flor de un día. A pesar de su base social reducida, ya son varias las generaciones de militantes que se han incorporado a la lucha nutriendo de renovadas energías a las diferentes organizaciones. Este hecho inquieta a las clases dominantes. Y no solo a ellos, sino a toda la superestructura, de la que partidos institucionales, sindicatos vendeobreros y organizaciones de jóvenes-adocenad@s-a-la-búsqueda-de-un-sillón forman parte. Si para los imperialistas somos un enemigo a batir, para los partidos y sindicatos “progresistas” mantenidos por el sistema, somos una competencia futura que les desagrada profundamente. Lejos han quedado para ell@s los sueños revolucionarios si es que alguna vez los  tuvieron, y las cuotas de poder son su preocupación actual. Somos ejemplo de que se pueden hacer otras propuestas en clave radicalmente andaluza, de que se puede hacer trabajo político desde la base y de clase. Testimonio de que aún queda una parte del Pueblo Trabajador Andaluz que no se deja engañar tras más de treinta años de mentiras.

Para tod@s ell@s, fomentar las tendencias antiorganización es la mejor manera de descabezar a la disidencia andaluza. Sin organización política de vanguardia, no hay movimiento revolucionario que tenga posibilidades de victoria. Esa fórmula leninista la conocen bien las clases dominantes, y pretende aplicársela a los independentistas andaluces en sentido inverso. La izquierda independentista andaluza necesita mejorar y reforzar sus estructuras organizativas. Contamos con un grado de organización aún no lo suficientemente desarrollado, y la historia del movimiento revolucionario mundial nos ha mostrado que no puede haber revolución sin organización revolucionaria suficientemente preparada. Sabemos pues que no habrá Revolución Andaluza si no nos preparamos para llevarla a cabo.

Fenómenos como el seguidismo y la emulación, el electoralismo, el individualismo o la neutralidad, se producen fruto de esta tendencia, sea conscientemente propagada o reproducida de forma inconsciente e ingenua. Todos estos fenómenos coinciden en un punto: debilitar las expresiones organizadas de la izquierda independentista andaluza, mermar nuestra capacidad de análisis colectivo y de establecimiento de estrategias y tácticas por nosotr@s mism@s ya sea omitiéndolas, convirtiéndonos en dama de compañía de unidades de izquierda “amplias” o haciendo de las organizaciones independentistas siglas de relleno para legitimar plataformas o electoralismos varios.

Si la tendencia antiorganización crece, amenaza con cavar la tumba de la Revolución Andaluza. Podrá persistir algo de la izquierda independentista como elementos aislados, inconexos y deformes, pero nuestras posibilidades de victoria se desvanecerán. La tendencia antiorganización se constituye en un elemento reaccionario que no deja avanzar el movimiento, y siembra la confusión entre aquellos que se acercan a nuestras organizaciones por primera vez. Sus consecuencias no son solo las que podamos ver hoy, sino que tendremos que sufrirlas a medio y largo plazo si no establecemos desde ahora una lucha resuelta contra estas posiciones políticas capituladoras. El debate incansable con tod@s l@s compañer@s, la lucha en todos los frentes por establecer una acción coordinada y conjunta, y el fortalecimiento de las organizaciones independentistas se deben constituir como el mejor remedio contra esta tendencia. Nos va en ello la liberación del Pueblo Trabajador Andaluz.


[1] V.I.Lenin , El partido socialista y el revolucionarismo sin partido, Novaya Zhizn, noviembre-diciembre de 1905. En V.I. Lenin, Acerca de los sindicatos, Akal, Madrid, 1975, pag, 210.
[2] V. I. Lenin, Un paso adelante, dos pasos atrás, Obras escogidas vol. I, pag. 414, Moscú, 1961.

domingo, 12 de junio de 2011

"Economía, territorio y desigualdades regionales"


Los miembros del consejo editorial de este blog, elaborado desde el Pueblo Trabajador Andaluz, hemos observado con preocupación los acontecimientos recientes relativos a la llamada "crisis del pepino". Por ello queremos dedicarle esta primera entrada del mes a esta cuestión. Preocupación porque más allá de las tan cacareadas pérdidas de la patronal y la irremediable y penosa destrucción de jornales que esta crisis ha producido, parece que nadie se ha planteado las causas primeras de esta situación. Hasta se ha hablado que si los pepinos son "andaluces o españoles", cuando la realidad es que los pepinos son producto de unas semillas patentadas por las multinacionales del sector (en este caso pertenecen probablemente a la conocida Syngenta AG) y crecen gracias a unos abonos y pesticidas, nada andaluces, que las mismas multinacionales venden a los agricultores contaminando las arenas, éstas sí andaluzas, que sirven de sustrato para el vegetal. El hecho de que se críen en nuestro país es, finalmente, una cuestión puramente fortuíta. Más que un aliciente, un síntoma de cuales son los intereses que mueven y orientan la economía andaluza y, con ella, nuestros destinos como clase obrera.

Para desvelar estas causas, que no son sino el papel que Andalucía juega en la división espacial del trabajo en el Estado español y la Unión Europea, publicamos el texto del economista andaluz Manuel Delgado Cabeza "Economía, territorio y desigualdades regionales". Un análisis breve pero esencial para conocer de verdad la situación de la economía andaluza y en concreto nuestra agricultura que a pesar de ser publicado en 2006 conserva plena vigencia con respecto a los elementos estructurales. Y sin paños calientes ni chovinismos sentimentales tan del gusto del regionalismo andalucista.


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Texto en pdf:  "Economía, territorio y desigualdades regionales"


REVISTA DE ESTUDIOS REGIONALES Nº 75, I.S.S.N.: 0213-7585 (2006), PP. 93-128

Economía, territorio y desigualdades
regionales*

Manuel Delgado Cabeza
Universidad de Sevilla

PALABRAS CLAVE: Territorio, Especialización, División del trabajo, Desigualdades regionales, Intercambio desigual, Desarrollo.

KEYWORDS: Territory, specialization, division of labour, regional un-equalities, unequal exchange, development.

Clasificación JEL: O13, R11, R14.

RESUMEN

En este trabajo se trata de mostrar las limitaciones del enfoque económico convencional para
abordar la dimensión territorial de los procesos económicos. Al mismo tiempo, se pone de relieve la
importancia de integrar el medio físico como un ingrediente fundamental de estos procesos para, a
partir de esta integración, mostrar las implicaciones de la especialización territorial, y los términos en
los que se desenvuelve el intercambio desigual entre territorios. Se utiliza como ilustración, dentro
de la especialización regional que presenta la economía española, el caso de Andalucía.

ABSTRACT

Current research aims to show the limitations of the conventional economic approach. These
limitations regard the territorial dimension of economical processes. We argue that physical environmental
conditions must be integrated in the analysis as a fundamental feature. Once they are
integrated, the implications of territorial speciation become manifested as well as the dynamics of
unequal exchange among the territories. We use the case study of Andalusia for being representative
of such processes of regional specialization within the frame of Spanish economy.

1. ECONOMíA Y TERRITORIO
Desde el enfoque convencional más tradicional es frecuente encontrar diagnósticos
económicos en los que la única alusión al territorio viene a ser aquella
que sirve para nombrar el lugar en el que se desenvuelve la actividad económica.
Una etiqueta para que sepamos a qué economía nos estamos refiriendo. Por lo
demás, el tratamiento se circunscribe a la consideración de variables expresadas

* Agradezco a Luis Andrés, Miguel Ángel Aragón, Óscar Carpintero y Carolina Márquez, los comentarios
y la ayuda prestada en la elaboración del texto. Una primera versión de este trabajo fue presentada en el
seminario La Economía de los Recursos Naturales, coordinado por José Manuel Naredo, y celebrado en
Málaga los días 9 y 10 de Marzo de 2006.

MANUEL DELgADO CABEzA

en términos monetarios, desenvolviéndose la argumentación dentro de ese mundo
adimensional del valor, en el que no hay necesidad de referencia territorial alguna.
El territorio, en esta visión, es considerado un recipiente o receptáculo, o, como
ha señalado Margalef (1998), “un almacén”, en el que pueden encontrarse, o colocarse,
ser procurados y utilizados, los elementos, los recursos y/o las condiciones
que requieren los procesos económicos1. Aunque en aproximaciones recientes se
le pueda atribuir un papel activo, siempre lo es en tanto que soporte de factores
que lo caracterizan de manera más o menos conveniente; en este sentido, en los
modelos de “crecimiento endógeno”, los territorios llegan a alcanzar mayor dinamicidad
y protagonismo, contemplados como actores capaces de “autoconstruirse”,
generando las condiciones necesarias para desencadenar sobre ellos procesos
de crecimiento y acumulación. De modo que el modelo deseable de referencia se
hace alcanzable a partir del desarrollo de potencialidades y elementos entre los
que cobran especial relieve el llamado capital humano y el conocimiento, asociado
al progreso tecnológico. En lo social y en lo cultural, esta construcción requiere la
adaptación de las condiciones locales a las exigencias que entraña la aproximación
a un prototipo, de modo que los territorios deberán conformarse guiados por una
misma lógica o racionalidad, y tratar de dotarse de un conjunto de características
que todos deben perseguir.

En esencia, y aunque el “crecimiento endógeno” se presenta desde dentro
como una versión en la que el territorio es contemplado de una manera “radicalmente”
distinta y superadora de las anteriores, la dimensión territorial queda en ellos
relegada en la medida en que continúan fuera de la representación de los procesos
económicos los propios elementos que conforman el medio físico –materiales y
energía–, como componentes o ingredientes esenciales de dichos procesos; en
este sentido, puede decirse que “a pesar de que el hombre ha sabido siempre que
vivía en el espacio, el economista ha parecido ignorarlo” (Dockés,1969)

Esta separación entre economía y territorio, se concreta, en resumidas cuentas,
cuando la aproximación entre dos economías se expresa en términos de convergencia,
que a su vez se sintetiza a través del indicador renta por habitante. Se supone,
desde esta perspectiva, que si una economía se aproxima a otra, considerada
como referencia, en términos de este indicador, lo está haciendo en su sentido más
amplio, es decir, está yendo en la dirección que le permitirá llegar a la posición en la
que la otra se encuentra; será cada vez más parecida a la utilizada como modélica.
De este supuesto se deriva también la idea de que el crecimiento es, de por sí, un
vehículo para la convergencia entre territorios, de tal manera que el medio para
que una economía consiga superar el “atraso” con respecto a otras, viene a ser

1 Puede verse la obra Encyclopédie d´economíe spatial. Auray, Bailly, Derycke, y Huriot (Dir). Association
de Science Regional de Langue Francaise. Economica 1994.

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ECONOMíA, TERRITORIO Y DESIgUALDADES REgIONALES

crecer por encima de ellas. Esta es la forma no sólo de llegar a tender hacia, sino
de configurarse en algún momento “a imagen y semejanza” de las que están “en la
cúspide” de una escala considerada única en un camino que lleva a las situaciones
deseables, asociadas con quienes tienen el nivel de los indicadores más elevados,
y por consiguiente están en los puestos aventajados de la escala2.

En el fondo estamos tratando de un conflicto entre economía y territorio que
habría que relacionar con las distintas lógicas de funcionamiento de los sistemas
asociados a cada uno de estos ámbitos. Como se ha venido advirtiendo desde
otro enfoque de lo económico, (georgescu-Roegen, 1971; Kapp, 1976; Passet,
1979; Naredo, 1987), la raiz de esta creciente separación se manifiesta a través de
la representación asociada a la economía convencional, que toma cuerpo en un
sistema construido sobre principios situados en las antípodas de aquellos por los
que se rige el funcionamiento del medio físico, nuestro entorno territorial. Un sistema
económico donde los objetos se supone que nacen y se extinguen con sus correspondientes
valores monetarios de cambio, y que, por tanto, aparece como cerrado,
aislado, en relación con el entorno físico y social; y equilibrado: el valor que se liquida
mediante el consumo coincide con el antes generado o añadido, -producido-3. Por
el contrario, los ecosistemas que conforman el territorio funcionan como sistemas
abiertos, intercambiando energía y materiales con su entorno, desequilibrados,
sujetos a la flecha unidireccional del tiempo, -ley de la entropía-, y cerrando los
ciclos y transformando los residuos en nuevas reservas orgánicas.

De modo que, siendo el territorio y sus elementos ingredientes fundamentales
de todo proceso económico, su gestión se maneja y se justifica desde una economía
cuyas reglas de funcionamiento van en dirección contraria a las que reclama el
mantenimiento del entorno físico y su capacidad para sustentar la vida; este conflicto
entre modos de funcionar es el que está en la base de un deterioro que adquiere
distintos grados y diferentes implicaciones según las actividades económicas a que
se dediquen los territorios, el papel que jueguen dentro del sistema, y las relaciones
que se establezcan entre ellos. Porque a pesar de que, parezcan prevalecer una
creciente homogeneización y uniformización como tendencias, particularmente
acentuadas en la etapa de la llamada globalización, la observación de la realidad

2 Aunque desde la propia ortodoxia, y ante la persistencia de las desigualdades regionales, se ad


mita, como lo hacen las nuevas teorías del crecimiento o modelos de “crecimiento endógeno”, la

importancia del carácter acumulativo de efectos y de factores, resaltando el papel de las economías

externas, de aglomeración, de riesgo, etc, que favorecen a los territorios más aventajados (De Mattos,

2000). Implícitamente se está reconociendo el peso de las diferentes condiciones de partida, como

resultado de procesos históricos distintos, pero el objetivo continúa siendo propiciar las condiciones

para desencadenar procesos de crecimiento económico, que llevarán a la convergencia.
3 Consumido o acumulado. Un desarrollo pormenorizado de la construcción de este sistema económico

y de sus implicaciones puede verse en el libro citado de José Manuel Naredo, y en particular, en el

capítulo 24 “ Precisiones sobre los límites de lo económico”

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MANUEL DELgADO CABEzA

revela la evidencia de que las actividades económicas presentan una distribución
espacial muy heterogénea. En este sentido los territorios ni son, ni tienden a ser
iguales, ni, por tanto, su desenvolvimiento responde al mismo cliché en todos los
casos. Hay una especialización que los diferencia de manera creciente, y que tiene
detrás una división espacial del trabajo construida a través de un largo proceso
histórico, que en cada etapa del sistema va remodelándose en función de los modos
de organización empresarial y su proyección territorial pero que a su vez mantiene
importantes rasgos de permanencia y continuidad. El caso de la economía española
nos puede servir para ilustrar estas consideraciones.

2. POLARIzACIÓN FUNCIONAL Y TERRITORIAL EN LA ECONOMíA ESPAñOLA
Asociando territorios y actividades económicas por medio de un procedimiento
que nos lo permita4, podemos identificar la posición de cada una de las regiones
españolas dentro de este reparto espacial de tareas al que se acaba de hacer referencia5.
El resultado de la aplicación de dicho procedimiento se tiene en el gráfico
1, en el que aparece claramente dibujado el perfil de la especialización regional
en el año 2003. Como puede verse, hay una división territorial de actividades que
permite hablar de una fuerte dualización o polarización territorial, de modo que,
por una parte, se sitúan Cataluña, el País Vasco y Madrid, vinculadas a sectores
como Finanzas, Inmobiliarias y Servicios empresariales, Electrónica, Transporte y
comunicaciones, Químicas, o Material de transporte, y en el otro polo se tiene un
conjunto de Comunidades (Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla-León, galicia y
Andalucía), asociadas estrechamente a las actividades que en mayor medida tienen
una relación inmediata con la extracción, y explotación de los recursos naturales
(Agricultura, Alimentarias, Pesca, Extracción de productos energéticos, Madera,
Minerales no metálicos, Energía el. y agua, Construcción).

4
Para obtener los resultados del gráfico 1 se ha utilizado un método de Análisis Multivariante, concretamente
el Análisis de Correspondencias, partiendo de una matriz en la que se incluyen, en las
filas las distintas Comunidades Autónomas y en las columnas las diferentes ramas de actividad (27)
consideradas en la Contabilidad Regional elaborada por el INE. Las casillas contienen las cifras
sectoriales que resultan de la desagregación, para cada Comunidad Autónoma, del Producto Interior
Bruto a precios de mercado. El método, como se sabe, simplifica la información proyectando, en
un plano de dos dimensiones, los puntos filas y columnas. En este caso el plano recoge un 60% de
la inercia total de la nube multivariante. Para un mayor detalle en la descripción del método puede
verse cualquier manual de Análisis Multivariante. Lo importante de los resultados es la posibilidad
de tener una primera agrupación de territorios que se utiliza después para mostrar de manera más
detallada algunos aspectos de la misma.

5
Un análisis de las desigualdades regionales en el Estado Español para el período 1955-1995 con
este mismo enfoque se tiene en Delgado Cabeza y Sánchez Fernández, 1998.

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ECONOMíA, TERRITORIO Y DESIgUALDADES REgIONALES

gRÁFICO 1

EspEcialización productiva 2003
Fuente: Elaboración a partir de la Contabilidad Regional de España. INE.

Dos tipos de territorios que se dedican a quehaceres de muy distinta naturaleza,
con funciones e implicaciones bien diferentes, que, como veremos, quedan eclipsadas
o tergiversadas en la versión monetaria de la economía. Los datos del cuadro
1, en la que se han incluido para los dos grupos señalados las actividades cuya
participación, en valor añadido, en el total español equivalente está por encima del
peso de su correspondiente población, nos muestran de nuevo esta segmentación
territorial asimétrica, cara y cruz de la misma moneda, que diferencia los centros
en los que se sitúan las tareas mejor remuneradas y las funciones estratégicas de
circulación, regulación y control del sistema, de los territorios periféricos, con una
especialización “complementaria”, asociada al abastecimiento de materias primas,
al suministro de energía y materiales para procurar el funcionamiento de las economías
centrales.

Los flujos físicos interregionales6 (gráfico 2) confirman esta especialización
desigual, reflejándose la asimetría territorial tanto en el mayor volumen de mercancías

6
Flujos obtenidos a partir de la Encuesta permanente de transporte por carretera, realizada por el
Ministerio de fomento.

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que salen de las regiones periféricas, como en la proporción minoritaria de productos
manufacturados dentro de estas salidas, justo al contrario de lo que sucede
en los territorios centrales. Sin embargo, las cifras monetarias disponibles como
contrapartidas de estos flujos darían a entender lo contrario7, es decir, que estos
territorios son también exportadores, básicamente, de productos manufacturados.
Porque en las áreas periféricas también es mayor el valor monetario correspondiente
a las exportaciones industriales en relación con el que contabilizan las exportaciones
primarias. Es decir, que mientras que en términos físicos es superior el volumen de
productos primarios que salen de los territorios periféricos, confirmándose así su
especialización como abastecedores de materias primas y alimentarias a las regiones
centrales, la valoración pecuniaria de los intercambios nos proporciona una imagen
distorsionada de la especialización territorial dándonos a entender que la clásica
división territorial del trabajo ha sido superada.

CUADRO 1

participación En El total Español EquivalEntE 2003

Territorios centrales % Territorios periféricos %
Electrónica 65,8 Agricultura 66,3
Textil, conf., cuero y calzado 65,4 Pesca 65,2
Química 65,3 Extracc. prod. energéticos 56,1
Editorial y papel 65,1 Alimentarias 43,6
Maquinaria 59,9 Madera 40,6
Plásticos 56,7
Metalurgia 52,5
Transporte y comunicaciones 51,4
Intermediación financiera 50,7
Material de transporte 49,0
Inmobiliarias y ss. empresariales 47,7
Comercio 43,9
Construcción 37,0
Hostelería 38,7
Población 34,1 Población 39,5
Superficie 9,3 Superficie 68,0
VAB 43,3 VAB 31,4

Fuente: Elaboración a partir de Contabilidad Regional de España. INE

Disponemos de cifras monetarias de exportaciones contenidas en las Tablas Input-Output para
Andalucía, (2000), Castilla León, (2000), y galicia, (1998), y en los tres casos hay una amplia diferencia
a favor de la industria en relación con la producción primaria, incluso incluyendo la producción
agroalimentaria como primaria y no en la producción industrial.

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gRÁFICO 2

flujos intErrEgionalEs. salidas dE mErcancías por
carrEtEra (millones tm) 2004


Fuente: Elaboración a partir de Encuesta permanente de transporte por carretera. Ministerio de
Fomento.

A esta conclusión, establecida a partir de la interpretación monetaria de los
flujos económicos, puede llegarse también a escala mundial, donde las economías
no centrales tienen ya más del 50% del valor de sus exportaciones asociado a productos
manufacturados. De modo mientras que la versión monetaria de la economía
permitiría afirmar que “la vieja división internacional del trabajo ha desaparecido”
(Dicken, 2003), un análisis en términos de flujos físicos nos desvelaría una clara
permanencia del papel de los paises del Sur como abastecedores de materiales y
energía para que las economías del Norte puedan funcionar (Naredo y Valero, 1999;
Carpintero, 2005; Naredo, 2006). Pero veamos con más detalle los términos y los
mecanismos que operan en este intercambio desigual con la concreción para el
caso de una de las comunidades que ha aparecido en el grupo de las periféricas:
Andalucía.

3. ANDALUCíA, UNA ESPECIALIzACIÓN PRIMARIA
Como puede observarse en los gráficos 3 y 4, la economía andaluza viene
intensificando su función suministradora de productos agrarios, sobre todo desde

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los 80, en la globalización, habiendo crecido también a partir de estos años el peso
de la construcción. La participación en la agricultura española se sitúa ya alrededor
del 30%, mientras que el de la construcción era del 16,3% en 2003, aunque, como
veremos, ésta última puede identificarse, claramente, como el “motor” del crecimiento
de la economía andaluza. La industria y los servicios continúan donde estaban, con
una importancia relativa muy escasa, en torno al 8-9%, para la actividad industrial,
y un 13% para los servicios. Dentro del sector secundario sobresale la industria
agroalimentaria, que con 16,1% de participación en la española equivalente todavía
mantiene una cierta importancia, aunque es éste un sector cuya especialización
se concentra en torno a actividades que pueden considerarse una prolongación
de la agricultura8. Centremos, por tanto, nuestra atención en algunos de los rasgos
que caracterizan a la dinámica asociada a estos dos sectores: agricultura y
construcción.

gRÁFICOS 3

andalucía. salidas y Entradas dE mErcancías por
carrEtEra. transportE intErrEgional. (millones tm) 2004


Fuente: Elaboración a partir de Encuesta permanente de transporte por carretera. Ministerio de
Fomento.

Las cifras son las de la Contabilidad Regional de España INE. Un análisis detallado de esta especialización
pude verse en Delgado Cabeza, 2002

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ECONOMíA, TERRITORIO Y DESIgUALDADES REgIONALES

gRÁFICO 4

andalucía. participación En la Economía Española (% v.a.)


Fuente: Elaboración a partir de las series estadísticas del BBV y la Contabilidad Regional de
España del INE.

Agricultura, uso de recursos naturales y especialización

La producción agraria andaluza se ha incrementado, en los últimos 15 años,
desde 1990, en un 27,5%, en términos físicos, saliendo de los campos andaluces,
en 2005, 20,7 millones de toneladas de biomasa para la venta en los mercados.
Este incremento se sostiene en un uso creciente y continuado del consumo de
recursos, materiales y energía. Sobre todo ha sido el crecimiento del regadío, en
la región más árida de Europa, el soporte de este crecimiento de la producción
agraria. De modo que la superficie regada, (gráfico 5), que ya venía creciendo de
manera notable desde los 60, aumenta en un 55,9% desde 1980. Y aún en los
últimos años, al tiempo que se asume oficialmente el discurso de la nueva cultura
del agua, continúa en los campos andaluces la expansión del regadío9, dentro
del cual se registra un uso creciente de las aguas subterráneas, que pasan de un

9
En el año 2004 se han transformado en regadío 6,2 miles de hectáreas. Balance Agrario y Pesquero.
2005. Consejería de Agricultura y Pesca. Junta de Andalucía.

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20% en los 80 a un 30% del total del agua utilizada en la actualidad. En el litoral,
aproximadamente la mitad del regadío se abastece desde el subsuelo, con un grado
importante de sobreexplotación de los acuíferos, estando afectados gravemente 10
de las 43 unidades hidrológicas consideradas en Andalucía.

gRÁFICO 5

andalucía. supErficiE En rEgadío. (miles ha)


Fuente: El sector primario andaluz en el siglo XX. IEA. 2006

A lo que habría que añadir la importante degradación de la calidad del recurso.
En este sentido, ya en el Informe de Medio Ambiente de 1987 publicado desde la
Junta de Andalucía se detectaban índices de calidad no admisibles en más de la
mitad de los puntos observados en las distintas cuencas, así como problemas de
eutrofización en los embalses, contaminación por nitratos y fosfatos, salinización,
etc. Desde entonces el deterioro no ha dejado de crecer, como se recoge en los
sucesivos Informes. Este aspecto, que debiera considerarse trascendental para la
evaluación de la calidad de la vida que se desenvuelve sobre un territorio, permanece
oculto tras el velo de lo monetario.

También ha crecido de manera importante el uso de fertilizantes y fitosanitarios,
sobre todo en lo que se refiere a abonos nitrogenados, cuyo uso se ha incrementado
muy por encima de lo que lo ha hecho el tonelaje de biomasa generada por la agricultura
andaluza. En cuanto a desinfectantes y plaguicidas, el crecimiento mayor lo
encontramos en el apartado donde se incluye el bromuro de metilo, cuyos efectos
sobre el entorno próximo y la capa de ozono se consideran altamente peligrosos.

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gRÁFICO 6

pérdida dE suElos En 1997


Fuente: Consejería de Medio Ambiente, 1999.

El suelo continúa con el problema de intensa erosión ya señalado por Moreira
a mediados de los 80 (AMA, 1987). Entonces, los resultados daban una perdida
media de 42,9 toneladas por ha y año, alcanzándose en algunas zonas del Valle
del guadalquivir valores en torno a las 300 toneladas por hectárea y año. El Informe
de Medio Ambiente de 1998 nos dice que prácticamente un 40 % del suelo andaluz
sufre pérdidas superiores al límite (50 tn/ha/año) a partir del cual comienzan a
existir riesgos serios para su conservación, y en un 25% del territorio de Andalucía
se pierden por encima de 100 tn/ha/año. A los factores ya conocidos de mineralización
y pérdida de materia orgánica como consecuencia del uso de fertilizantes y
fitosanitarios químicos, en suelos que permanecen desnudos durante gran parte del
año, se unen en los últimos quinquenios otros elementos entre los que sobresalen el
retroceso de la cobertura vegetal asociada a la expansión del cultivo del olivar. Esta
pérdida de suelo fértil, menoscabo de un “bien fondo” con un marcado carácter no
renovable, soporte de la actividad agraria, y lecho ecológico sobre el que se desarrolla
la vida en Andalucía, tampoco se registra, a pesar de su importancia evidente, en
las cuentas agrarias que tratan de representar la situación del sector.

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El crecimiento de la producción agraria al que antes nos referimos, ha sido
enormemente desigual, en un proceso doblemente polarizado: desde el punto de
vista de la especialización, con la concentración hacia determinados tipos de cultivos,
y territorialmente, con una circunscripción espacialmente muy estrecha. En cuanto
a los cultivos la tendencia ha ido hacia la superespecialización en hortalizas y olivar,
que, como puede observarse en el gráfico 7, suponen en el año 2003 más de la
mitad de la producción en términos físicos, y el 75,9 % del valor monetario de la
producción final agrícola. Dentro de estas tres cuartas partes, las frutas y hortalizas
suponen el 70%.

gRÁFICO 7

andalucía. producción por cultivos (miles tm)


Fuente: Anuario Estadístico de Andalucía 2005. Instituto de Estadística de Andalucía.

Esta fuerte concentración en torno a hortofrutícolas tiene una clara proyección
territorial: la gran fábrica de hortalizas se sitúa en el poniente almeriense, donde se
localiza más de la mitad de la producción andaluza de hortalizas en términos físicos,
(52,3%), y algo más en términos monetarios (56,1%). Más concretamente, en un
0,6% de la Superficie Agraria Útil10 de Andalucía, se sitúa un 11,7% de la producción

10
Anuario de Estadísticas Agrarias y Pesqueras de Andalucía 2005. Consejería de Agricultura y Pesca.
Junta de Andalucía.

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total en toneladas de su agricultura. La actividad que en mayor medida se distribuía
por el territorio convertida ahora en uno de los mecanismos de intensificación de
los desequilibrios territoriales en el interior de Andalucía.

El metabolismo de la fábrica de hortalizas almeriense11.

La fabricación de los 2,5 millones de toneladas de hortalizas que salen de
Almería, básicamente hacia los mercados de la Unión Europea, entraña la movilización
y el uso de una gran cantidad de recursos naturales, procedentes en su mayor
parte de la zona donde se localiza el modelo, pero también de otros territorios, del
exterior. En el cuadro 2 se presenta una estimación12 de estos flujos anuales de la
que podemos deducir brevemente algunas puntualizaciones:

1)
El tonelaje, sin contar el agua, de los materiales movilizados directamente
–tierra, arena y estiércol-, supone un volumen -5.8 millones de tm-, de
casi dos veces y media el de la producción obtenida. Estos materiales
son locales en su gran mayoría, implicando su movilización una intensa
extracción y trasiego de fuertes repercusiones territoriales y ecológicas.

2)
Este es un modelo que también viene exigiendo un consumo creciente
de agua13 de manera que la cantidad utilizada alcanza ya los 110 millones
de tm, casi 20 veces más, en orden de magnitud, que los materiales implicados
en el proceso, usándose y deteriorándose por contaminación o
degradación una cantidad mayor que la que se repone por término medio

11
Consideración de los fundamentos biofísicos asociados al funcionamiento de la economía y sus
implicaciones sociales y medioambientales. En este sentido, el metabolismo de un sistema socioeconómico
está conformado por el flujo de energía y materiales implicados en los procesos económicos.
Una excelente exposición del enfoque en el que se enmarca este concepto y su aplicación a la
economía española se tiene en el libro de Oscar Carpintero (2005). En el caso de Andalucía se tiene
un cálculo de la huella ecológica, como indicador del metabolismo económico en Cano, (2004).
La denominación de fábrica la justifica la articulación de esta agricultura intensiva a un sistema agroalimentario
en el que la provisión está cada vez en mayor medida gobernada por formas industriales
de organización.
Este apartado es una síntesis del trabajo de M. Delgado Cabeza y M.A. Aragón Mejías “Los campos
andaluces en la globalización. Almería y Huelva, fábricas de hortalizas” en Etxezarreta, (Coord.) La
evolución de la agricultura española a principios del siglo XXI. Ed. Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación. (En prensa)

12
Esta estimación, hecha a partir de las fuentes que se citan al pié de la tabla, puede asegurarse que
es una aproximación al metabolismo del modelo a la baja, al tener como referencia una explotación
tipo que está por debajo de una parte cada vez más importante de explotaciones que hacen un uso
más intensivo de los recursos.

13
López gálvez y otros, 2000.

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anualmente en los acuíferos, que se declararon ya sobreexplotados en
198414. En 1985 la Ley de Aguas, y en 1986 un real decreto15, declaraban
también la sobreexplotación de los acuíferos y limitaban o congelaban la
implantación o ampliación de cualquier superficie de regadío. Desde entonces
la superficie regada ha crecido un 225%, en un proceso de expansión
incontrolada en el que los invernaderos han llegado incluso a situarse en
terrenos protegidos del parque natural del Cabo de gata, sin encontrar
freno por parte de administración pública alguna. En este sentido cabe
decir que, si hubiera que hacer referencia a situaciones de ilegalidad dentro
del modelo, más de la mitad de los invernaderos almerienses podrían ser
calificados de ilegales.

CUADRO 2

Entradas y salidas anualEs En El modElo almEriEnsE
año 2000

Entradas Salidas

Miles Tm %
Valor
Monetario
(%)
Miles
Tm
Semillas. y plant. 0,02 27,9
Hortalizas 2.500
Fertilizantes 69 0,1 19,8
Fitosanitarios 7 0,01 24,2 Residuos
Energía 9 0,01 5,1 Fitosanitarios 9
Plásticos 30 0,03 11,1 Biomasa residual 800
Plásticos 30
Agua 110.000 94,2 6,8 Residuos diversos 6
Estiércol 900 0,9
Arena 3.000 2,8 5,1
Tierra 1.950 1,9
100 100
Radiación solar 24..106 kw
Trabajo 69..103 h

Fuente: elaboración a partir de López gálvez, J. y Naredo, J. M.; 1996; Instituto de Estudios Almerienses,
2000; Consejería de Agricultura y Pesca, 2002 y 2003.

14 Lay 15 de 24 de mayo
15 2618/86 de 24 de diciembre.

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Este uso intensivo de agua traduce la situación paradójica de estar estimulando
la dedicación de la zona más árida de Europa a la actividad económica
de mayor consumo de agua. Aunque no es sólo un problema de cantidad
del recurso como factor limitante del crecimiento. Lo fundamental es el
orden de magnitud de los costes ambientales asociados a este modelo,
entre los cuales hay que situar en un plano muy importante los impactos
sobre la calidad del agua16.

3)
Se está forzando la extracción en Almería con una extracción mucho
mayor que lo que supone lo obtenido; de modo que el sistema productivo
almeriense apoya su funcionamiento en el uso y la degradación de los
stocks de materiales disponibles en el entorno. Aunque esto no aparezca
así en las cuentas que en términos monetarios recogen los costes de esta
agricultura, como se pone de relieve observando la valoración monetaria de
los materiales y energía utilizados. Entre semillas y plantones, fertilizantes
y fitosanitarios, apenas un 0,1% del volumen físico de los requerimientos
directos de materiales del modelo, se tiene un 71,9% del coste en términos
monetarios de los mismos. La concepción y fabricación de semillas –en
manos del capital global-, tiene un carácter central para la agricultura bajo
invernadero, tanto por el peso que representan en el coste como por su
carácter insustituible en el proceso, siendo una de las principales vías por
las que se incorpora al modelo la investigación y el desarrollo tecnológico,
al tiempo que se externalizan y enajenan los saberes y las formas de
producción necesarios para el manejo de la propia actividad agrícola. A
su vez, el alto coste monetario que debe pagarse desde lo local por estos
productos, traduce, en términos de criterios de valoración, una parte de
los mecanismos en los que se concreta el intercambio desigual.

4)
Con esos mismos criterios de valoración, el sistema funciona a costa de
una fuerte utilización y degradación del patrimonio natural local, tomándose
del mismo gran cantidad de recursos de forma gratuita. Lo que se paga,
y el agua es un buen ejemplo de ello, es el coste de su extracción, al que
en algunos casos se suma el del transporte.

5)
De manera análoga, tampoco hay penalización monetaria alguna para el
vertido de residuos, cuya incidencia, a pesar de ser muy significativa, no

16
Un impacto que va desde la contaminación por nitratos, muy superior a los límites máximos permitidos
por la normativa europea de calidad de las aguas, a los problemas de salinización por explotación
e intrusión marina (Izcara Palacios, 2000).

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es recogida por las cuentas. Los residuos vegetales conforman un tonelaje
importante que se aproxima a la tercera parte de la biomasa que sale para
la venta en los mercados, e incluyen restos de cultivo (frutos, tallos, etc.)
y malas hierbas; su destino se distribuye entre los vertederos, a los que
llega aproximadamente una cuarta parte, otra porción, cuando son frutos,
se vende, y el resto se entrega a empresas de reciclaje o se usa para la
alimentación del ganado. Frecuentemente también estos residuos son
incinerados o abandonados en los alrededores de los invernaderos, siendo
un importante foco difusor de plagas y de contaminación para las aguas
de riego o incorporando su contenido tóxico a la cadena trófica cuando
son ingeridos por el ganado.
Los residuos fitosanitarios, estimados en 9 miles de Tm, proceden del uso
y abuso de productos químicos aplicados en los campos de Almería con
el fin de conseguir efectos contundentes en un ambiente propicio para
la proliferación de enfermedades y plagas, con la consiguiente difusión
y acumulación de sustancias químicas, y alteraciones en el suelo, y en
el agua, resultando en este caso daños derivados de la hidrólisis o de la
acción de microorganismos sobre los lixiviados, a veces más graves que
la propia contaminación por disolución de las sustancias utilizadas.
A estos residuos habría que añadir los envases, alambres, cartones,
maderas, metales y sustratos, siendo estos últimos de una importancia
creciente que ha sido evaluada en 2,5 miles de toneladas de lana de roca,
y 8,5 miles de tonelada de perlita. El incremento de este tipo de cultivo sin
suelo se estima que puede llevar estos residuos, para el período 2001-2006
a un volumen de alrededor de 60 miles de toneladas, que, depositados en
contenedores o vertederos, suponen una importante fuente adicional de
contaminación en el entorno17.
A propósito de los cultivos en sustratos hay que señalar que el 20% de la
superficie que se estima que funciona bajo este sistema en el año 2000,
aumentando su importancia relativa conforme disminuye la edad de los
invernaderos, demanda una media de un 70% más de agua y casi el doble
de fertilizantes para obtener sólo un 25% más de cosecha. Este uso más
intensivo de los recursos se acompaña de una mayor cantidad de residuos,
multiplicándose el agua lixiviada por 6 o 7 frente al sistema de enarenado
y los residuos de fertilizantes por entre 10 y 1518.

17
Pérez Parra, J.J. y Céspedes López, A.J. (2001), citado en Consejería de Agricultura y Pesca,
2002.

18
Véase López gálvez, J. y Naredo, J.M. (1996)

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El modo de utilización de los recursos naturales y su valoración refleja una clara
penalización de lo local desde los intereses del capital global, que queda ratificada
cuando completamos el análisis con la vertiente monetaria del modelo. Un modelo
para cuyo funcionamiento ha resultado clave la intensificación de la producción y
la evolución de los rendimientos. En efecto, como pone de relieve el gráfico 8, lo
“fabricado” se multiplica por cuatro en una superficie invernada que “solo” se duplica;
ante las dificultades para crecer “a lo ancho” –problemas de ineficiencia para explotaciones
de mayores tamaños, junto con las limitaciones que impone la acotación
del espacio de localización-, trata de responder con un crecimiento “a lo alto”. De
modo que el volumen de hortalizas obtenido por unidad de superficie, se dobla en
dos décadas y media19, haciéndose especialmente intenso el incremento desde los
primeros años de la década de los 90. Esa intensificación ha sido el modo que los
agricultores almerienses han encontrado para contrarrestar el deterioro del valor
asignado a sus productos, amortiguándose así la caída de los ingresos por hectárea,
que, como puede verse, evolucionan a un ritmo muy inferior al de la producción.

gRÁFICO 8

Evolución dE la producción almEriEnsE


Fuente: Elaboración a partir de Instituto de Estudios de la Caja Rural de Almería. Anuario de la
Agricultura Almeriense 2000.

19
El sustancial aumento de los rendimientos ha sido especialmente importante en los tres cultivos que
constituyen el núcleo que aglutina la especialización productiva: en el cultivo del tomate, la producción
total se ha multiplicado por tres, y la causa principal de este incremento reside sobre todo en el
crecimiento de la producción por metro cuadrado, que se ha duplicado en el período considerado,
pasando de 5,6 a más de 10 Kg por metro cuadrado. Claro que este es un valor medio, pues en

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Detrás del debilitado ritmo que siguen los ingresos podemos encontrar el claro
deterioro de los precios percibidos por los agricultores por kg vendido, con una
disminución de un 44% en los 25 años considerados. De 100 unidades monetarias
por unidad de peso en 1975 se pasa a 66 en 1999. Desde el Instituto de Estudios
de la Caja Rural de Almería se “normaliza” este comportamiento para la remuneración
de los productos hortícolas de la zona: “Los precios unitarios de la producción
agrícola, como los de cualquier bien primario, sufren un deterioro en el tiempo en
términos reales, que exclusivamente puede ser compensado con un incremento de
la producción”20. En efecto, este descenso de los precios presiona al agricultor hacia
la intensificación de la producción y los rendimientos, impulsada esta intensificación,
y vinculada estrechamente a los cambios tecnológicos que mientras tanto han tenido
lugar en la zona. Cambios que se refieren a: la renovación de las estructuras, la
implantación de nuevas técnicas de cultivo, nuevas formas de control climático en
el invernadero, control fitosanitario e introducción de nuevas variedades21.

Elementos modernizadores que van en la dirección de tratar de proporcionar
más mecanismos para incrementar lo obtenido por unidad de superficie y controlar
las condiciones en las que se desarrollan los procesos productivos, implicando un
mayor grado de tecnificación y automatización y mayor dependencia de paquetes
tecnológicos diseñados y elaborados cada vez más lejos del control del agricultor,
y del entorno en el que éste se desenvuelve, pero que el agricultor se ve obligado
a utilizar para poder seguir siendo competitivo, en un camino que aproxima cada
vez más su condición a la de un “autómata” que se limita a seguir instrucciones
de uso, a aplicar recetas cuyos ingredientes son concebidos, y en su gran mayoría
fabricados en centros que tienen una conexión directa con las estrategias del capital
global, adquiriendo así la economía local de manera creciente las características de
una economía de enclave.22

cultivo hidropónico pueden obtenerse 20 Kg de tomate por cada metro cuadrado. Para el pimiento,
mientras que la producción total se ha multiplicado por 2,5, la producción por unidad de superficie
lo ha hecho desde 3 a 6 Kg. Y para el pepino el crecimiento ha sido de 6 a 9 Kg.

20
Instituto de Estudios de la Caja Rural de Almería (2000). Esta disminución de los precios percibidos
por los agricultores viene siendo una constante. En esta dirección apuntan trabajos como los de E.
galdeano y M. Jaén (1995) que recogen la evolución de los precios de los distintos productos. En
el caso del tomate, el principal cultivo, el precio, pasa de 100 a 39, de 1964 a 1991, disminuyendo
su valor, en términos reales, por cada unidad de peso, en un 61% en el período considerado.

21
Para una mayor concreción de cada uno de estos tipos de cambios tecnológicos puede verse el
trabajo citado de Delgado Cabeza y Aragón Mejías.

22
Esta desconexión hacia dentro y articulación hacia fuera propia de una economía de enclave es
la que podemos constatar cuando analizamos la llamada “industria auxiliar”, en la que se incluyen:
la maquinaria, que en el invernadero consiste en el conjunto de aparatos que componen los sistemas
de control climático, riego y automatizado de siembra, pero el grueso de la maquinaria se
localiza en las empresas de manipulación y comercialización: pesada electrónica, calibrado por

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En definitiva, necesidades de consumos intermedios y gastos de inversión
crecientes frente al declive de los precios percibidos por los agricultores; disyuntiva
para un modelo que “promete más dinero del que realmente reclama para saciar
su codicia”23. Expresado de otra forma, “en cada campaña, el agricultor tiene que
pagar más para obtener los mismos kilos”24. En efecto, los gastos corrientes han
pasado de suponer un 48,3% de los ingresos en 1990, a representar un 63,2% de
los mismos al final de la década, y los gastos de inversión han seguido una trayectoria
análoga: “la inversión requerida para poner en marcha el sistema de cultivo, fue un
37% superior en la campaña 93-94, -en relación con 1990-, y más de un 200% en la
campaña 98-99”25. Estos datos se asocian a márgenes de explotación muy estrechos
para el agricultor y a tasas de rentabilidad en declive26. Descenso en la rentabilidad
reflejada en la evolución de la tasa de rendimiento interno de la inversión –tipo de
interés al que se estima que se retribuye la inversión realizada-, que ha pasado de
16,5% en la campaña 1990/91 a un 2,1% al final de la década, superando el plazo
de recuperación de la inversión su vida útil, estimada en 20 años.

peso, tamaño y color, envasado, etiquetado, control de cámara, etc. Las empresas localizadas en
el entorno son distribuidoras o comercializadoras de las más de doscientas marcas diferentes de
maquinaria que se venden en la zona, cuya producción se localiza en “Cataluña, Madrid, el País
Vasco y Valencia en el ámbito nacional y Alemania, Italia, EEUU, Holanda y Japón en el ámbito
internacional”. En cuanto a las semillas, diez de las treinta empresas que concentran el grueso de la
producción mundial tienen delegación en Almería: Limagrain (Clause, Tezier), grupo Seminis Vegetable
Seeds, Nuhems Semillas, Enza zaden, Rijk zwaan, Bajo zaden, De Ruiter Semillas, Novartis,
y Wesern Seed España, Ramiro Arrendó, S.A. (Rioja) y Semillas Fitó, S.A. (Barcelona). Una parte
importante de los productos de plástico se importa, y la fabricación que se localiza en Almería trabaja
con márgenes muy estrechos, y se surte de inputs controlados por un grupo muy pequeño de
productores: Dow Chemical Ibérica, Repsol, Epson y Ato. Las empresas que suministran los envases
de cartón, también con escasa capacidad de arrastre local, pertenecen a grupos transnacionales.
El mercado de agroquímicos está controlado por los grupos transnacionales que predominan en el
mercado mundial, (Basf, Bayer, Rhone-Poulenc, Dupont, Novartis). Las colmenas son suministradas
por Biobest, empresa belga, y Brisa-Koppert, holandesa, además de Agrobío, que nace en 1996,
con capital de Almeriplant, y la empresa belga Bunting Brinkman como socio tecnológico. Para este
apartado de la industria auxiliar véase Ferraro, (dir.) 2000.

23
Texto de “Bienvenidos al Paraíso”, documental de la serie Documentos TV dirigida por Pedro Erquicia
en 1999.

24
Oliver, A. (2004) “Análisis de la rentabilidad del agricultor en el campo almeriense” en Anuario de la
Agricultura Almeriense 2003. En este mismo texto pueden encontrarse afirmaciones que van en
consonancia con los datos y los comentarios arriba expuestos, como : “A la subida de los costos
de producción hay que añadir el tremendo estancamiento de los precios percibidos por el agricultor,
precios que nada tienen que ver con los que paga el consumidor” o, en relación con la adaptación de
los agricultores a las “condiciones de los mercados”, se hace referencia a “las exigencias impuestas
por las grandes cadenas de disribución”.

25 López gálvez, y otros, (2000), pág. 59.
26 En este sentido hay una amplia coincidencia en los trabajos elaborados al respecto. Véanse


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CUADRO 3

ingrEsos, gastos y rEntabilidad dE los invErnadEros
almEriEnsEs

90/91 93/94 98/99 99/2000 2000/2001
Miles€/ha Miles€/ha Miles€/ha Miles€/ha Miles€/ha
gastos de inversión 5,4 7,5 12,0 11,5 11,7
gastos corrientes 17,6 20,5 25,5 36,1 37,5
Total gastos* 23,0 28 37,5 47,6 49,2
Ingresos 36,4 42,1 40,8 51,6 50,1
Margen explotación 13,3 14,1 2,8 4,1 1,0
Tasa de Rendimiento 16,5% 3,3% 2,1% --

Fuente: Elaboración a partir de López gálvez y Naredo, 1996; Instituto de Estudios Almerienses,
2000; Consejería de Agricultura y Pesca, Junta de Andalucía 2002 y 2003.

*En la estimación de los gastos están excluidos los gastos financieros.

En consonancia con esta situación, tanto la inversión necesaria para la instalación,
y el mantenimiento, como los costes de cultivo, hacen que el nivel de endeudamiento
del agricultor almeriense sea alto. Según una encuesta de la Consejería de
Agricultura y Pesca27, el 73,6% de los agricultores están afectados por una deuda que
en el año 2003 asciende en total a 1.493 millones de euros (130,9 como circulante o
a corto plazo, y 1.362,6 como deuda a medio y largo plazo, con un período medio
de devolución de 8,2 años). La anualidad del circulante a la que deben hacer frente
casi la mitad de los agricultores almerienses endeudados (el 49%), supone el 33%
de los ingresos anuales medios obtenidos en el período 1999/2000-2001/2002. La
anualidad de la deuda a medio y largo plazo, en la que están implicados casi todos
los agricultores endeudados (91,9%) supone el 31% de ingresos medios anuales
del período 1999/2000-2001/2002. El grupo de agricultores que tiene contraídos
los dos tipos de deuda, el 35,8% del total de los agricultores almerienses, tiene que
hacer frente a una anualidad que supone el 64% de los ingresos medios anuales
en las campañas que van de 1999 a 2002.

gastos crecientes, frente a ingresos insuficientes, son las dos componentes de
la pinza en la que se encuentra prendida la agricultura forzada de Almería. El lado
de los ingresos tiene bastante que ver con el sistema de comercialización, y con el
funcionamiento de la distribución de los productos hortofrutícolas en los mercados
europeos. En este sentido, la mitad aproximadamente de la comercialización tiene

27
Determinación de la deuda del sector hortícola de Almería en la campaña 2002-2003. Junta de
Andalucía, mayo 2003.

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lugar en origen, a través del sistema alhondiguista, que concentra la oferta en un
espacio en el que funciona el sistema de subasta a la baja de la mercancía adquirida
a continuación por el mayorista28. La otra mitad –comercialización en destino-, se
realiza a través de las cooperativas y las sociedades agrarias de transformación,
desde donde la adquisición por parte de los grandes Operadores o los Mercados
de Destino se hace a través de acuerdos comerciales. Los mercados de destino,
por orden de importancia se sitúan en Alemania (24%), Reino Unido (13%) Francia
(11%), Holanda (11%) y el mercado español (7%), siendo los principales operadores

o clientes las grandes Cadenas de Distribución, que, directamente adquieren un
37% del volumen total comercializado; si a esta cuota sumamos las compras a los
intermediarios y las hortalizas que llegan a estas grandes distribuidoras por la vía de
las alhóndigas, el volumen adquirido por estos operadores gigantes debe estar muy
en sintonía con su capacidad de control de los mercados en Europa, donde tienen
en sus manos el acceso a los mercados agroalimentarios en más de un 70%29. Por
este camino parece cada vez más claro que “el mercado hortofrutícola será el que
dicten las grandes cadenas de distribución”30.
Estas grandes corporaciones de la distribución, resultado de un fuerte proceso
de concentración especialmente intenso en los últimos lustros, son hoy los centros
neurálgicos desde los que se gobierna la cadena agroalimentaria; con un creciente
poder de negociación a partir del manejo de grandes volúmenes de mercancías y
márgenes muy acotados, y de toda una logística y organización de la distribución.
Desde estas posiciones de dominio, fijan las condiciones de venta, presionan los pre


28
Las razones para que el sistema de alhóndigas se siga utilizando en una proporción tan importante
hay que relacionarlas con la sensación de mayor confianza que ofrecen al agricultor, de mayor
control sobre las condiciones de venta, de obtención de mejores precios, junto a la posibilidad de
evadir el IVA, o cobrar las ventas de manera casi inmediata. El perfil del agricultor que prefiere este
sistema de venta en lugar de asociarse de cara a la comercialización suele ser el de un agricultor
de más de 45 años, con explotaciones de pequeño tamaño, mientras que los medianos y mayores
propietarios utilizan el asociacionismo, que les permite una más fácil “normalización” y preparación
de la producción de cara al acceso a los mercados. Véase Rodríguez garcía, 2003.

29
Encuesta realizada por la Consejería de Agricultura y Pesca. Junta de Andalucía 2004. Cada vez
es más frecuente la “compra programada” desde la gran distribución, a partir de un contrato con
un productor en el que se determina de antemano la variedad, la cantidad, la calidad y el precio del
producto. Es un paso más en el control, de manera que los agricultores produzcan lo que conviene
a la gran distribución. Por otra parte, la sección de frutas y hortalizas tiene para las gran distribución
un especial interés, porque “intensifica la frecuencia de visita a la tienda, con sus posibles repercusiones
sobre la venta de otras secciones, tiene márgenes de beneficios altos y una rotación de
stocks rápida”, “El sector de frutas y hortalizas y la `gran distribución´ “Distribución y Consumo, nº11.
También puede verse www.infoagro.com. La concentración de la demanda de frutas y hortalizas.
Las cadenas de supermercados, o galdeano, E.; De Pablo, J.; (1996)

30
José A. Aliaga, “Evolución de horticultura intensiva en Almería: claves para la modernización” en

Anuario de la Agricultura Almeriense 2000.

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cios a la baja, consiguen mayores aplazamientos en los pagos, y mejores condiciones
de entrega, a la vez que aprovechan la competencia entre espacios proveedores
como Almería, para obtener una parte mayor en la apropiación del valor generado
en la cadena agroalimentaria. Presión desde lo global hacia el sistema productivo
local que termina siendo trasladada hacia las partes más vulnerables dentro del
mismo, de modo que las estrategias que se ponen en marcha en las explotaciones
agrícolas para aliviar las tensiones provocadas “desde arriba” se traducen en una
intensificación en la explotación de los recursos, naturales y humanos, utilizados
por el modelo.

Junto al uso intensivo de los recursos naturales, que ya ha sido tratada anteriormente,
la intensificación en la utilización de la fuerza de trabajo constituye el otro
pilar sobre el que se apoya el funcionamiento del modelo almeriense. Un modelo
en el que se ha ido progresivamente acentuando el carácter empresarial31, con un
peso creciente de la mano de obra asalariada, cuyos costes se sitúan hoy en torno
a un 40% de los gastos totales de explotación32. Aunque esta creciente “asalarización”
del sistema todavía es compatible con una cantidad importante de trabajo
familiar, estimada en torno a la mitad del trabajo total utilizado. Claro que su peso y
distribución es muy desigual según el número de miembros del grupo doméstico y
el tamaño de la explotación. En las pequeñas explotaciones, de menos de 2 has la
aportación del tamaño familiar puede estar próximo al 80%, y en las menores de 1
ha prácticamente supone la totalidad del trabajo en la explotación, aunque incluso
en estos casos en ciertos momentos como la recolección o la plantación, donde
los requerimientos de mano de obra son mayores, se suele recurrir coyunturalmente
al trabajo asalariado.

Esta fuerte dependencia que el modelo de horticultura almeriense tiene del
trabajo se compatibiliza ahora con la máxima flexibilidad, -adaptación total, de una
parte y mínimo compromiso, de otra-, al menor coste monetario, a través del recurso
a una mano de obra inmigrante, precarizada y vulnerable. En este contexto, la
segregación, la segmentación étnica del mercado de trabajo, la desvalorización de
la cualificación, el control del empresariado sobre la situación legal del inmigrante,
y otros muchos, son los mecanismos que presionan a la baja los salarios y contribuyen
a generar unas condiciones de vida y de trabajo que han llevado a hablar
de nuevas condiciones de esclavitud33, para colectivos a los que se trata de utilizar

31 Al propio tiempo que, como se ha ido señalando anteriormente, el trabajo del agricultor ha ido re


corriendo el camino que va “del trabajo independiente al trabajo subordinado” (Etxezarreta, 1997)
32 En las distintas estimaciones que hay de la estructura de costes este concepto va de un 33% de los

costes de cultivo (Anuario de la Agricultura Almeriense 2001) a porcentajes que van del 40 al 50%

en otras fuentes (Pérez Parra y otros, 2001).
33 Véase Martín 1999 y Ortiz Molina, 2001.

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estrictamente como mercancía, procurando que su presencia en la vida social local,
fuera de los lugares de trabajo, sea “invisible”34.

Estamos, pues, ante un sistema local de extracción y apropiación de riqueza
en el que los flujos, tanto monetarios como de energía y materiales, circulan cada
vez con mayor intensidad, organizándose los recursos utilizados y la generación
de valores monetarios a ellos asociados, en función de intereses que, desde lo
global, gobiernan la dinámica que condiciona los procesos que tienen lugar en el
interior del sistema productivo local. La cantidad de recursos puestos en juego y la
velocidad con que éstos se mueven justifican, desde los enfoques de la economía
convencional, un diagnóstico positivo de la situación, basado estrictamente en la
cuantía del valor dinerario en circulación, aunque para ello tengan que ser ignorados
daños, dimensiones y costes no contabilizables en términos monetarios, pero
esenciales para el mantenimiento de la vida en la zona.

Un modelo que, con otras variantes, en Andalucía resulta familiar. zonas incluso
muy próximas al Campo de Dalías, como Rodalquilar en Almería o Alquife en granada
han conocido experiencias en las que la vida de la comarca se ha puesto al servicio
de intereses foráneos que, circunstancialmente, han orientado la utilización de los
recursos locales en su beneficio. La situación de profunda depresión en la que han
quedado esos espacios cuando han dejado de ser “objeto del deseo” del capital exterior,
puede ser un buen motivo para la reflexión. Una reflexión no sólo sobre nuestra
propia situación, sino también sobre la “comunidad de intereses” que nos une a los
demás pueblos utilizados por el modelo, frente a un sistema económico que apela
y generaliza el uso de una única razón, la de la eficiencia económica expresada en
términos de dinero; una razón que, como nos recordaba Saramago en su discurso
al recoger el Nobel, “usamos perversamente cuando humillamos la vida”.

Construcción, crecimiento económico y deterioro ecológico.

La otra actividad a la que hicimos referencia, de gran impacto territorial en
Andalucía, es el negocio inmobiliario. Para plantear los principales rasgos e impactos
del proceso de crecimiento de esta actividad en los últimos quinquenios haremos
referencia a una analogía, apreciada por Hern y utilizada para el caso español por

J. M. Naredo (2006), que asimila las características del proceso de ocupación y
uso del territorio asociado a la expansión urbanística vigente con las de los proce34
Una muestra de esta pretensión de negar la propia existencia de los inmigrantes es la “política de
viviendas” seguida por todos los ayuntamientos de la comarca, que siguen empeñados en no propiciar
terrenos dentro de los núcleos urbanos para viviendas de inmigrantes, y en que éstos vivan junto a
los invernaderos, en cortijos u otras construcciones, manteniéndose, que de eso se trata, lejos de
los ámbitos y espacios de convivencia del resto de la población. Delgado y Moreno, 2002.

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sos de propagación de tejidos celulares cancerígenos: crecimiento incontrolado e
indiferenciación de las células malignas, metástasis en diferentes lugares, invasión
y destrucción de los tejidos adyacentes.

1. Crecimiento rápido e incontrolado.
Como muestra el gráfico 9, en Andalucía se construyen, en el período 19912004,
cerca de un millón de viviendas nuevas, 938 mil, bastantes más que en ninguna
otra Comunidad Autónoma, -un 53,7% más que en Cataluña, 68,% por encima de
la Comunidad Valenciana, y 78,6% más que en Madrid. El parque ha crecido aquí
un 31,6% sobre el existente en 1991, una intensidad para la construcción también
superior al resto de las Comunidades, y muy por encima de la tasa de crecimiento
media española, 24,9%. Incluso mucho mayor que la de las propias necesidades
de vivienda que exigiría el crecimiento de la población: se han construido viviendas
a un ritmo que viene a ser el triple del ritmo al que crece la población andaluza.

gRÁFICO 9

viviEndas nuEvas construidas 1991-2004 (miles)


Fuente: Naredo, J.M.; Carpintero, O.; Marcos, C. (2005)

El sector de la construcción supone en 2003 el 12% del PIB de Andalucía,
estando el peso de esta actividad dentro del PIB de Cataluña, Madrid y el País Vasco

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alrededor del 8%. Si a ello le sumamos los efectos de arrastre35 que dentro de la
economía andaluza genera el sector construcción, tendríamos que añadir un 16,1%;
de modo que, directa o indirectamente, la construcción está asociada al 28,1% del
PIB. A esta cifra habría que agregar la incidencia sobre el consumo del llamado
efecto riqueza, derivado de la revalorización de activos inmobiliarios, y tendríamos así
una cantidad muy importante. El negocio inmobiliario hay que relacionarlo con una
parte del PIB que estaría por encima del 30%. Estamos, sin duda, ante el principal
motor del crecimiento económico de Andalucía.

No obstante, en relación con la capacidad de la construcción para generar
actividad en la región hay que señalar aquí que el fuerte grado de desarticulación
de la economía andaluza, característica ésta asociada de manera estructural a las
economías periféricas y estudiada profusamente en el caso de Andalucía36, conlleva
importantes fugas de actividad hacia sectores localizados en las áreas centrales. El
cálculo hecho para evaluar las necesidades de importación generadas en el período
1994-1999 por los Fondos Comunitarios que llegaron y se invirtieron “en Andalucía”
ofrece unos resultados a considerar: casi la mitad del volumen monetario gastado
localmente produce sus efectos fuera de la región (Morillas, Moniche, Castro, 2005)37.
La relevancia de esta parte de los Fondos que termina en un territorio diferente a
aquel al que había sido destinado lleva a los autores a concluir que “las regiones
más desarrolladas del país han sido las grandes beneficiarias indirectas de los fondos
destinados a las regiones objetivo 1”. Este es un mecanismo de captación de
valor por parte de los territorios centrales al que se unen otros efectos que van en la
misma dirección, relacionados con el aumento de la infraestructura en los territorios
periféricos; una mejora que viene a significar en gran medida, mejor conexión con el
exterior, y mayor apertura hacia fuera; esta mayor facilidad de acceso asociada a la
debilidad de los tejidos empresariales locales facilita la penetración de mercancías
con origen en las áreas centrales. Para el caso de Andalucía es significativo observar
que al tiempo que la dotación de infraestructuras viarias ha crecido, el déficit
comercial lo ha hecho en una proporción muy elevada38.

35 Las cifras anteriores están tomadas de la Contabilidad Regional de España (INE). Para estimar los

efectos de arrastre hemos utilizado el multiplicador de demanda que nos da la matriz inversa incluida

en la Tabla input-output de Andalucía referida al año 2000. (Instituto de Estadística de Andalucía).
36 Se puede encontrar una extensa bibliografía sobre el tema en los trabajos contenidos en Contabilidad

Regional y Tablas Input-Output de Andalucía 1990. Instituto de Estadística de Andalucía. 1995.
37 Las importaciones necesarias suponen concretamente el 44% del efecto que tiene lugar en Andalucía.
38 Concretamente en la década de los 80, el déficit de la balanza de mercancías en Andalucía se

multiplicó por 4,9. Véase Delgado Cabeza, 1995. Es también en este sentido interesante la consta


tación empírica de que “el capital público de una región ejerce externalidades positivas sobre otras

regiones” estimadas para las Comunidades Autónomas con interesantes resultados entre los que, en

la línea que hemos señalado en el texto, se observa que, cuando no se tienen en cuenta los efectos

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Esta actividad constructora implica una fuerte movilización de materiales, entre
flujos directos, -materiales de construcción-, y ocultos, -excavaciones y movimientos
de tierra-. De modo que sus requerimientos hacen de ella una actividad con fuertes
repercusiones extractivas, a lo que habría que añadir los efectos asociados con
los cambios en el uso del suelo39. En este sentido, los datos sobre usos del suelo
en Andalucía para el período 1991-99 que nos ofrece la cartografía a partir de la
imagen del Landsat, nos proporciona una cifra de superficie construida y alterada
(crecimientos urbanos, residenciales y/o comerciales, infraestructuras, actividades
extractivas, vertidos, etc) del 17,9 % sobre lo ya construido (Consejería de Medio
Ambiente, 2005).

CUADRO 4

índicEs dE sEllado por cuEncas (1991-1999)

Incremento
Población

Cuencas sellado (ha) ha/día 1999 m2/hab/año
guadiara 2.142,02 0,73 201.504 13,29
guadalquivir 16.069,75 0,09 4.611.461 4,36
Segura 264,52 0,09 18.122 18,25
Sur 6.834,44 2,34 2.054.731 4,16

Fuente: Consejería de Medio Ambiente, 2005.

Esta superficie también denominada sellada se distribuye en el territorio andaluz,
considerando su división por cuencas, (cuadro 4), de manera que no es el litoral
mediterráneo el que más crece en superficie alterada sino la cuenca del guadalquivir,
donde se ha ocupado 2,3 veces más suelo. Con todo, en la Costa del Sol
el proceso de transformación ha sido muy intenso, como pone de relieve el gráfico
10, en el que se puede observar la velocidad y el grado de un fuerte proceso de
colmatación del suelo en sólo 20 años, manifestándose claramente la insostenibilidad
de esta avalancha urbanizadora que ha convertido el litoral malagueño en una
auténtica muralla de cemento. A pesar de la densidad de sellado ya conseguida en

de desbordamiento, “las comunidades con peores resultados son Andalucía, Extremadura, Castilla
León, Castilla La Mancha y galicia”. Véase Avilés, A.; gómez, R.; Sánchez Maldonado, J. 2003.

39
Aunque la Encuesta de transporte por carretera realizada por el Ministerio de Fomento proporciona
datos de flujos intra e inter regionales sobre de minerales y materiales de construcción, no se puede
utilizar este grupo asimilándolo a materiales de construcción. En el caso de la economía española se
tiene un minucioso análisis de los flujos tanto directos como ocultos de la construcción en el trabajo
de Oscar Carpintero, (2005).

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gRÁFICO 10

la costa dEl sol


Fuente: gómez-Céspedes, Prieto y Stangeland, 2003

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el año 2000, la cuenca sur ha continuado en los años siguientes ocupando suelo
a un ritmo prácticamente doble del que se observó en el período anterior (cuadro
5), habiéndose sellado ahora en cuatro años tantas hectáreas como en los diez
años anteriores. Este Tsunami urbanizador (Fernández Durán, 2006) está asociado
a la expansión de un negocio inmobiliario que casa muy bien con el modelo de
capitalismo financiero global en el que estamos instalados, caracterizado por: gran
afluencia de dinero a partir de la expansión de la burbuja financiera global, llegada
de fondos a las empresas españolas desde el exterior, facilidad para la expansión
del crédito hipotecario, con intereses ahora por debajo de la inflación, proliferación
de fondos inmobiliarios de inversión, afluencia de dinero negro que encuentra facilidades
para blanquearse, demanda de una población extrajera con solvencia. Todos
estos elementos junto con la proliferación de convenios urbanísticos, la permisividad
frente a la normativa urbanística, y las posibilidades de participación en las plusvalías
generadas que encuentran partidos, ayuntamientos, y grupos empresariales, explican
las dimensiones de esta expansión del negocio inmobiliario, mecanismo generador
de una fuerte degradación del patrimonio natural, y de una importante ampliación
de las desigualdades sociales preexistentes.

CUADRO 5

índicEs dE sEllado dE suElos En la
cuEnca mEditErránEa andaluza

Sellado Suelo

Incremento ha/día m2/hab/año
1991-1999 6.834,44 2,34 4,16
1999-2003 6.936,99 4,75 7,77

Fuente: Consejería de Medio Ambiente, 2005.

2. Metástasis en diferentes lugares.
El modelo envía trozos de ciudad e infraestructura a puntos alejados. Esta
metástasis se puede ilustrar con el caso de Almensilla, antigua alquería árabe, ahora
municipio situado en la segunda corona del área metropolitana de Sevilla, a 17 km
de la capital, con 1.550 habitantes en 1981 y que triplica esta población 25 años
más tarde, con 4.300 habitantes en 2005. En este período se han construido dos
grandes urbanizaciones, réplicas de las asociadas al modelo americano de ciudad
difusa. Cada una de ellas ocupa una superficie equivalente a la que tiene el casco
antiguo del municipio. A esta superficie construida hay que agregar la ocupada por

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una urbanización ilegal, más alejada del centro y que se asienta sobre una extensión
similar al conjunto de los tres núcleos señalados anteriormente. Para el 2013, la
propuesta de modificación del plan actual prevé la ocupación del 65% del total del
territorio municipal, con la construcción de 18.000 nuevas viviendas que llevarían
a la población a 65.000 habitantes, multiplicando la actual por 15 en 7 años. Esta
operación parece todo lo contrario a lo que debería entenderse por planificación u
ordenación del territorio, aunque siga presentándose bajo esta etiqueta.

gRÁFICO 11

municipio dE almEnsilla (sEvilla)


Fuente: Elaboración a partir del Documento inicial del Plan General de Ordenación Urbana de
Almensilla.

Este tipo de comportamiento urbanístico se ha generalizado en el territorio
andaluz, donde, edificándose viviendas con una intensidad triple que el crecimiento
de la población en los últimos 15 años, la gente está cada vez más lejos de poder
acceder a una vivienda; dicho de otra manera, la actividad económica más importante
de Andalucía, convertida en puro negocio inmobiliario, pone en entredicho la idea de
que la actividad económica tiene por objeto la satisfacción de las necesidades de la
población. ¿Será que el objetivo de esta economía coincide con el de los amos del
negocio inmobiliario: acumular para poder seguir acumulando? Si es así, también

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la democracia se vería cuestionada ¿Se propician desde la política estos negocios
por el bien de la gente?, ¿O habrá que tomar en serio la viñeta del Roto?: “votemos
a los constructores y dejémonos de intermediarios”.

3. Invasión y destrucción de los tejidos adyacentes.
Estas formas de ocupación del territorio invaden y destruyen los modoss de
vida y los tejidos urbanos que existían con anterioridad, y contribuyen a que los más
alejados se vacíen de población. La traducción de esta dinámica urbanística sobre
el territorio andaluz se tiene en el mapa del gráfico 12.

gRÁFICO 12

mapa dE la Evolución dE la población dE andalucía


Fuentes: Elaboración a partir de Censo de 1981 y Padrón de 2005. IEA

Los tres grupos de municipios representados en el mapa siguen una dinámica
demográfica muy diferente, caracterizada por una creciente polarización y concentración
de la población en el litoral y las áreas metropolitanas, donde se ha pasado
de albergar a un 26,5% de la población andaluza en 1981 a concentrar un 38,2%
de la misma 25 años más tarde. En el otro extremo, los municipios que pierden
población, más de la mitad del territorio andaluz, que de un peso demográfico de
un 23,6% en 1981 bajan al 16,4% en 2005. De modo que en este mapa encontra-

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mos la proyección territorial de una dinámica económica, internamente desigual,
que reproduce dentro de Andalucía relaciones asimétricas entre el medio rural y las
áreas urbanas, y de éstas entre sí, de manera que los espacios más dinámicos, la
franja litoral y las grandes aglomeraciones urbanas son los mejor conectados entre
sí y con el exterior, configurando una economía de archipiélago (Veltz,1999) en la
que, junto a tramas y redes territoriales crecientemente polarizadas y vinculadas a
la globalización, aunque desde posiciones de subalternidad, se extienden espacios
sumergidos conformados en gran medida por una parte importante del medio rural,
apartados, marginados de los principales circuitos y procesos de crecimiento y
acumulación.

4. CONSIDERACIONES FINALES
“Sólo se percibe lo que se puede interpretar desde esquemas teóricos adecuados”,
señalaba Horacio Capel (2005) en un texto sobre la incidencia del hombre en
la faz de la tierra. A este respecto, como se ha mostrado a lo largo de las páginas
precedentes, la visión convencional de la economía, reduciendo su atención a lo
monetario, deja de percibir dimensiones e implicaciones esenciales de los procesos
económicos, y, en el caso que nos atañe, oculta, tanto la situación que ocupan
los territorios como la naturaleza de las relaciones entre ellos, excluyendo costes y
deterioros sociales y ecológicos que recaen sobre los mismos y sobre los grupos
más vulnerables, y escamoteando los propios mecanismos de dominación presentes
en los intercambios y su carácter asimétrico y desigual.

En efecto, la situación de las regiones europeas sintetizada en el gráfico 13
expresa unas fuertes diferencias en las capacidades de los distintos territorios
para captar valores añadidos, pero sólo con que atendiéramos al significado de la
polarización en el reparto de tareas que observamos para las Comunidades Autónomas
en el gráfico 1, podríamos apreciar que el crecimiento económico no es
un vehículo para la convergencia, como se predica desde la teoría convencional.
Porque, profundizando esta división espacial del trabajo y reforzando el papel de
los territorios periféricos como abastecedores de energía y materiales, mientras
el centro continúa acrecentando las tareas de mayor rango, que le proporcionan
capacidad para apropiarse de valor añadido y acumular capitales, mercancías y
poder, el crecimiento no sólo no aproximará a los territorios, sino que los distancia
progresivamente. Es un instrumento que propicia la divergencia.

No es, por tanto, una mera situación de “atraso” la de los territorios periféricos,
en relación con los centrales. Es, básicamente una posición diametralmente distinta
en un juego en el que las reglas están definidas desde y a favor de unos territorios y
en contra de otros. De modo que los criterios de valoración que rigen en el sistema

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gRÁFICO 13

mapa dE Europa

PIB por habitante. U.E 25 = 100.

>125%
82,2-125%
75-82,2%
<75%


Fuente: Regions: Annuaire Statistique 2005. Communautés européennes, 2005.

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suponen una remuneración por debajo de sus costes para los productos primarios
procedentes de la periferia, vinculados a la explotación del patrimonio natural y
situados en los primeros eslabones de la cadena de valor. Como ya se mostraba
en Naredo y Valero40, (1999), la valoración de los objetos económicos registra, en
el caso de los recursos naturales, sólo el coste de extracción y manejo de los mismos,
y no el coste físico o el de reposición. Estos recursos son cedidos, por tanto,
generosamente por la naturaleza y tomados de ella gratuitamente, como vimos
que ocurría en el caso del agua en los cultivos forzados de Almería, favoreciéndose
desde este criterio de valoración el deterioro del patrimonio natural de los territorios
especializados en este tipo de bienes. A este menoscabo en el valor derivado de que
los precios no traducen los costes hay que sumar el que se deduce de la posición
que este tipo de productos ocupa en la cadena de valor. Una cadena cada vez más
larga y compleja en la que a medida que nos alejamos de las primeras fases de
elaboración, y de la utilización directa de los recursos naturales, el valor monetario
asociado va creciendo más que proporcionalmente, de modo que son los últimos
eslabones de la cadena, -distribución, comercio, servicios avanzados a las empresas,
investigación y desarrollo tecnológico, finanzas-, y en general las actividades
estratégicas, localizadas en los territorios centrales, las mejor posicionadas para
apropiarse del valor añadido generado a lo largo de todo el proceso. Esta capacidad
de apropiación del valor tiene relación con el poder, variable también ausente en la
visión convencional de lo económico.

Mecanismos generadores de desigualdades territoriales que se ven reforzados
por una dinámica financiera que proporciona a las organizaciones empresariales
localizadas en los territorios centrales una enorme capacidad de financiación, de
compra y de expansión de sus áreas de influencia, dando pié a un régimen de acumulación
de “desposesión” (Harvey, 2002), de “captación y predación” (Chesnais,
2003) o de “apropiación” (Naredo, 2006). En este contexto podría hablarse con
más propiedad de territorios “enriquecidos” y territorios “empobrecidos”, porque la
riqueza de unos es a costa del empobrecimiento de otros.

40 En este trabajo puede encontrarse desarrollada la llamada “regla del notario”, que, en términos de
especialización territorial explica los fundamentos del intercambio desigual.

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